La quiebra de Isolux sepulta una década de subvenciones fallidas en las renovables gallegas

La fábrica de paneles solares del grupo en Ourense, T-Solar, recibió 14 millones de la Xunta, e Infinita Renovables, con planta en Ferrol, otros 12 millones

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Fue en 2006 cuando José Ramón Fernández Antonio, conselleiro de Economía durante el bipartito, anunció la firme colaboración del Igape y de Xesgalicia, la gestora de capital riesgo de la Xunta, con Infinita Renovables, sociedad del grupo Isolux Corsán que planeaba una planta de biodiésel en Salvaterra do Miño (Pontevedra). Más de una década después, la compañía que durante la etapa de Luis Delso recibió al menos 26 millones en ayudas del Gobierno gallego, suspende pagos con un agujero patrimonial de 801 millones.

La caída de Isolux, que presentó concurso para siete de sus filiales poco antes de que su consejo de administración dimitiera en bloque, queda como metáfora de las subvenciones fallidas en el desarrollo de las renovables en Galicia y de una década de parón en el sector, con excepción de las ampliaciones de Gas Natural e Iberdrola en las centrales hidroeléctricas y del todavía incipiente desarrollo de la biomasa.

Isolux suspende pagos con un agujero patrimonial superior a los 800 millones, en uno de los mayores concursos desde la caída de Pescanova o Martinsa

La apuesta fue totalmente fallida en el caso de T-Solar, la fábrica de paneles solares que iba a convertir a Ourense en un referente de la rama industrial del sector. El proyecto lo impulsó Marcial Portela, histórico de Banco Santander, y germinó al calor de un sector fotovoltaico en crecimiento, pero acabó con la fábrica cerrada y 170 trabajadores despedidos.

Para el desarrollo de la planta, el Igape aportó inicialmente una subvención de 5,8 millones, mientras que otros ocho millones fueron inyectados a través de préstamos participativos de Xesgalicia. El Ministerio de Economía y el ICO destinaron otros 12 millones al proyecto, que contaba con un aval del Igape por diez millones más. Las ayudas comenzaron en 2007 y se prolongaron hasta 2010, del bipartito a la primera etapa de Feijóo. La planta entró en liquidación a finales de 2013.

Ayudas a Infinita Renovables

El otro gran catalizador de subvenciones de la Xunta fue Infinita Renovables, que concentra las dos plantas de biodiésel que tenía Isolux en Ferrol y Castellón y que vendió en marzo al grupo indonesio de Masol Ibérica.

El proyecto de Infinita tuvo como gran valedor en Galicia al equipo de Emilio Pérez Touriño, que llegó a impulsar tres plantas de biodiésel en la comunidad. Las instalaciones se plantearon para Salvaterra, pero acabaron en Ferrol. La fábrica, de 40.000 metros cuadrados, contó con una inversión de 80 millones y con la renuncia de Isolux a 14 millones en ayudas por falta de avales.

El Santander, uno de los bancos más expuesto en el concurso, fue uno de los grandes impulsores de los proyectos de Isolux en Galicia

Aún así, contó con la colaboración de Xesgalicia, que tiene actualmente en Infinita 12,1 millones en préstamos que deberían reintegrarse a finales de este año. Sodiga, el fondo que concedió los préstamos, matiza en sus cuentas que, a pesar de que el vencimiento está establecido para 2017, existen “determinados condicionantes para que las cantidades vencidas sean exigibles”.

Los 12,1 millones concedidos a Infinita suponen el 19% de las inversiones vivas que mantenía Xesgalicia a cierre de su último ejercicio, según el informe de coyuntura del Foro Económico de Galicia.

Esta ayuda no es todavía fallida, pues está pendiente del desarrollo que haga de la planta Masol Ibérica. En todo caso, muestra el pinchazo de Isolux en Galicia, que plegó velas en la comunidad en los años previos al concurso.

El repliegue de Isolux en Galicia

Al cierre de T-Solar y la venta de Infinita Renovables, se sumó el traspaso de la factoría coruñesa de estructuras metálicas Emesa en 2015. Los parques eólicos de Guitirz y Friol, Cova da Serpe y Cova da Serpe II, acabaron en manos de Gas Natural Fenosa. Ni siquiera las obras del AVE acabaron de salir bien para Isolux, implicada en el llamado caso Adif por un supuesto soborno a un alto cargo del gestor de infraestructuras ferroviarias en el tramo Ourense-Amoeiro.

El dimitido presidente de la compañía, Nemesio Fernández-Cuesta, reconocía este martes que las inversiones realizadas en negocios ajenos al constructor, como el del biodiésel y las termosolares, habían sido un factor desencadenante de la suspensión de pagos, sumado a otros problemas como el endeudamiento asumido por el negocio de las concesiones.

El agujero provocado por las plantas de biodiésel de Ferrol y Castellón quedó cifrada en las últimas cuentas presentadas por el grupo, cuando reconoció un ajuste negativo de 71,7 millones tras la venta. El Santander, nuevo dueño del Pastor, es uno de los bancos más expuesto al actual concurso y uno de los grandes impulsores de los proyectos de Isolux en Galicia. Sin ir más lejos, fue el banco que concedió el crédito de 155 millones para levantar las plantas de biodiésel.

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