Blusens creó una red internacional opaca para sus receptores pirata

La tecnología del dispositivo WebTv de Blusens se realizaba en Galicia, la producción en China y los contenidos estaban alojados en un servidor en Francia

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Hace diez días, el fundador de Blusens, José Ramón García, fue detenido y posteriormente puesto en libertad por la comisión de un presunto delito contra la propiedad intelectual y otro de organización criminal. Este viernes, la Policía Nacional dio a conocer algunos de los entresijos de la operación para atajar la distribución ilícita de contenidos audiovisuales a través del depositivo WebTv de la firma gallega, puesta en marcha con el apoyo de Europol.

En un comunicado, el Cuerpo Nacional de Policía sitúa al laboratorio de I+D de la empresa en Galicia en el centro de una red internacional. Allí, según explica, se encargaban del diseño y desarrollo técnico del dispositivo. La producción se realizaba en China, mientras que el aparato se podía adquirir en grandes superficies, tiendas de electrodomésticos o canales de venta online por un precio que oscilaba entre los 90 y los 130 euros. En total, más de 14.000 puntos de venta repartidos por todo el mundo.

Del laboratorio gallego también salían las aplicaciones que permitían el acceso ilícito a los contenidos audiovisuales, eventos deportivos y canales de televisión, que, como indica la Policía, “se encontraban alojados en un servidor en Francia, si bien el control del mismo se realizaba de forma remota desde el departamento de I+D de la mercantil”.

Tutoriales en la red

La investigación, que se inició a partir de la denuncia de la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda), a la que luego se sumaron Mediapro y la Liga de Fútbol Profesional, también ha servido para descubrir que los clientes que adquirían este dispositivo “recibían asesoramiento en un foro especializado” para descargar la aplicación, instalar el software y así poder “visionar contenidos ilícitos”.

En los ocho registros policiales, los agentes intervinieron 4.600 terminales de Web TV, así como numeroso material informático –incluidos los ordenadores con los que se hacía el «control remoto» del servidor de Francia–, documentación contable y financiera, y dinero en efectivo. La investigación ha corroborado que en los últimos seis meses la organización desarticulada facturó 1,5 millones de euros por esta actividad. Un negocio lucrativo que le puede salir muy caro al fundador de Blusens.

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