El Gobierno entrega la última autopista que le faltaba al País Vasco

Mientras Galicia espera por la AP-9, el Gobierno traspasa los tramos vascos de la AP-1 y la AP-68 al Ejecutivo de Íñigo Urkullu

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El Gobierno ha traspasado al País Vasco las competencias sobre el tramo de la autopista AP-68 a su paso por esta comunidad. Con esta transferencia, el País Vasco completa las competencias sobre todas las vías que pasan por su territorio, ya que recientemente recibió también el traspaso de la AP-1.

La AP-68 es una autopista de 294 kilómetros de longitud que enlaza Bilbao y Zaragoza, y que actualmente gestiona Abertis a través de un contrato de concesión. En cuanto el traspaso se materialice, el Gobierno vasco pasará a hacerse cargo de la titularidad, funciones y servicios de esta vía desde el punto kilométrico cero, en Bilbao, hasta el kilómetro 77,5, en el límite entre Álava y Burgos, según informó el Gobierno central en un comunicado.

A la espera de la AP-9

La conquista de competencias del País Vasco sobre infraestructuras del País Vasco contrasta con las dificultades que tiene Galicia para lograr la gestión de la AP-9, un vial que, curiosamente, solo transita por su territorio, entre Ferrol y Tui. A esto se suma que Alberto Núñez Feijóo, en plena oleada centralista en el discurso de Pablo Casado, consideró que aumentar las competencias de Galicia no era «prioritario»

Pese a la unanimidad del Parlamento gallego para pedir la transferencia, incluido el PP de Feijóo, Mariano Rajoy y la exministra Ana Pastor, que ahora pide el voto como candidata por Pontevedra, se negaron. Los populares acabaron por levantar el veto al traspaso, pero la convocatoria de elecciones se cruzó por el camino sin que se haya materializado.

«Lealtada» y «colaboración» con el País Vasco

En el caso del País Vasco, el Gobierno de Pedro Sánchez defiende que la transferencia de la AP-68 da “cumplimiento al marco estatutario, a través de unas conversaciones que, con todas las comunidades autónomas, deben estar presididas por la lealtad y la colaboración».

De su lado, el Ejecutivo autonómico considera que este pacto es un paso «positivo» para seguir avanzando en el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika. Además, estima que «reconoce y refuerza el modelo histórico de relación pactada y bilateral del Concierto Económico» y que este acuerdo sea «el preludio» de nuevos pactos.

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