El colmo de Alcoa: el aluminio se disparó desde que anunció el cierre

Los precios del aluminio no paran de subir desde que Alcoa anunció el cierre de la planta de Lugo, hasta el punto de que la huelga le salió rentable

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Los precios del aluminio van viento en popa desde que Alcoa anunció el 28 de mayo un ERE para hasta 534 empleados de la planta de Lugo, lo que supondría la clausura de la última factoría de aluminio primario de España. Invocó entonces la multinacional norteamericana “problemas externos de producción y de mercado”, entre los que se encontraban “los altos costes de energía y el bajo precio del aluminio”.

La creencia de que esta situación es estructural, es decir, que la sobreproducción procedente de Asia va a mantener los precios por los suelos, marcó buena parte de la estrategia de la compañía en su reestructuración de activos, ventas de plantas incluidas. Sin embargo, el aluminio se encareció desde entonces y lo sigue haciendo ahora que la multinacional negocia con Liberty House la venta de la fábrica de San Cibrao.

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La evolución de los precios

El 28 de mayo el precio ascendía a 1.500 dólares por tonelada, mientras que este miércoles se situaba en los 1.737 dólares, un crecimiento del 16%. El precio máximo del año se marcó en enero, con 1.810 euros por tonelada. Incluso este es un precio bajo si se compara con los cerca de 2.000 euros en los que se movía el aluminio hace dos años. De hecho, Alcoa anunció el cierre de las plantas de A Coruña y Avilés con unos precios de 2.018 euros la tonelada.

Pese a todo, el incremento experimentado en los últimos tres meses ha servido a la multinacional para subir en bolsa casi un 60% desde mayo, o lo que es lo mismo, su capitalización ha crecido en más de 1.000 millones desde que anunció el ERE en la planta lucense.

La escalada de precios también ha beneficiado a Alcoa en la huelga indefinida que iniciaron los trabajadores como medida de presión para que la multinacional negociase la venta con Liberty House, que la próxima semana visitará las instalaciones lucenses para comprobar el estado de la factoría antes de presentar una oferta.

Durante el parón, el aluminio almacenado por la multinacional se revalorizó, por lo que pudo venderlo más caro que cuando lo fabricó. Además de los clientes que requieren un producto terminado de mayor valor añadido, Alcoa destina una parte se su aluminio –cada vez con menos peso en el volumen de producción– a lo que el presidente del comité de empresa denominó clientes con fines especulativos.

Básicamente, se trata de almacenar aluminio para refundición a la espera de una subida de precio para colocarlo en el mercado.

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