Abanca liquida al ordenador de sobremesa

La entidad financiera reforma su sede de A Coruña, elimina todos los puestos de ordenadores y avanza hacia un espacio más flexible, sostenible y abierto

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Juan Carlos Escotet ha cambiado tantas cosas en Abanca que habla sin tapujos de una transformación cultural en la entidad financiera heredera de las antiguas cajas de ahorro. La última en mutar ha sido la sede corporativa de A Coruña, afectada por una oleada de reformas de oficinas en la que el banco invertirá entre 50 y 75 millones hasta 2020.

El presidente de Abanca ve este proceso como una estación más del “cambio cultural” en el que la plantilla “ha interiorizado una nueva forma de trabajar innovadora, flexible y con el cliente en el centro”. Faltaba por traspasar esta filosofía al centro de trabajo y a la definición del papel de las oficinas para adaptarlas a las necesidades del cliente, que también es nuevo y que también ha cambiado aceleradamente al ritmo de las nuevas tecnologías.

Abanca: todos los ordenadores de sobremesa se han sustituido por tablets

Abanca ha creado en A Coruña un entorno de trabajo más diáfano, más abierto y más proclive a la movilidad de las personas y al punto de encuentro entre áreas para favorecer la colaboración y el debate. Para empezar, los centenares de ordenadores de sobremesa que habitaban en la sede han pasado a la historia. Se han sustituido por tablets que desclavan al trabajador de una ubicación fija. La tecnología Microsoft surface, basada en las pantallas táctiles, vertebra esta transformación.

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La nueva oficina central de Abanca en A Coruña entendida como un espacio más transparente y de atención especializada al cliente / Abanca

El espacio, como el negocio financiero, también se especializa

Poner en el centro a las personas significa espacios más abiertos, sin barreras, menos compartimentados. Pero también significa espacios adonde ir. La sede de Abanca tiene una zona de lectura; otra pensada para entrar en diálogo; otra para las presentaciones; unas de estar en silencio y otras para debatir; también una zona de picnic y café en la que se puede trabajar. En el último piso, una terraza con mesas circunvala el bloque. Los espacios se han especializado, como hicieron antes las áreas de negocio que apelaban a las necesidades diferenciadas de los clientes, con las secciones de banca privada, empresas o mar, por ejemplo.

“La nueva sede tendrá un impacto positivo en los procesos internos y nos permite una comunicación más eficaz con los clientes y relaciones más ágiles y flexibles entre nosotros”, razonó Francisco Botas.

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Francisco Botas y Juan Carlos Escotet en uno de los pasillos de la sede que incluyen evocaciones a la naturaleza / Abanca

Jardines e islas dentro de las oficinas

El consejero delegado explicó que la climatización está basada en sensores que tienen en cuenta tanto el número de personas como la temperatura del exterior. Pero hizo hincapié sobre todo en el apartado de la sostenibilidad y el esfuerzo por rebajar el consumo de papel, reducir las emisiones y mejorar la eficiencia energética.

Abanca ha incrustado elementos naturales y de evocación de la naturaleza en los interiores de su sede, incorpora salas de trabajo con nombres de islas pertenecientes a territorios en los que tiene presencia comercial. En algunas paredes los trabajadores pueden escribir. En otras, frases evocadoras y un tanto melifluas vinculan el espacio a la función, por ejemplo, elogiando el silencio y la reflexión en una zona de lectura.

Escotet concluyó que la reforma había conseguido hacer emerger una sede más “transparente”, más “flexible”, más “potente funcionalmente” y más “sostenible”, pero logrando “un alto nivel estético y de confort”.

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