El grupo de Ferroatlántica vuelve a la rentabilidad en pleno conflicto en Galicia

La reforma fiscal de Trump y el alza en los precios de venta devuelve a la compañía de Villar Mir a los beneficios

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“Ha sido un año excepcional. El negocio ha funcionado de acuerdo con nuestras expectativas”. Así de contundente se muestra Pedro Larrea, el consejero delegado de Ferroatlántica y de Ferroglobe, el grupo en el que se integró la compañía de Villar Mir tras la fusión con la estadounidense Globe, sobre el balance del pasado ejercicio.

Ferroglobe volvió a la rentabilidad, cerrando curso con una ganancia neta de 20 millones de dólares y un beneficio ajustado ligeramente superior, de 21,5 millones. La compañía, que el año anterior había cerrado en pérdidas de 358 millones, emprendió un camino de reducción de costes y optimización de los centros productivos. En esa estrategia, Ferroatlántica se propuso vender las centrales hidroeléctricas gallegas asociadas al complejo de Cee y Dumbría, un conflicto que ha acabado en los tribunales por la negativa de la Xunta.

A pesar del atasco de esa operación, el grupo ha mejorado sensiblemente sus magnitudes. Las ventas alcanzaron los 1.700 millones de dólares, un 10% más; y el ebitda creció hasta los 170,9 millones desde un resultado negativo de 247,7 millones.

La mejoría tiene en su base el crecimiento en los precios de venta tanto en el silicio como en las ferroaleaciones, una tendencia que, según Ferroglobe, se mantendrá este año. También ayudó la reforma tributaria de Trump en Estados Unidos, que favoreció un beneficio algo superior a los 30 millones de dólares, según el informe remitido por la compañía al regulador.

La deuda neta se redujo a lo largo del año en 19 milones de dólares.

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