Diez años de la crisis de Martinsa-Fadesa: el ladrillo resucita

La construcción crece más que durante los años locos de la burbuja cuando se cumple el décimo aniversario del histórico concurso de acreedores de Martinsa-Fades

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De los errores se aprende solo en ocasiones. Un caso de libro es la crisis de Martinsa-Fadesa, en su día la mayor suspensión de pagos de la historia empresarial española. No fue hace mucho, o sí, según se mire. En un mes se cumple el décimo aniversario del concurso de acreedores que marcó un antes y un después en la crisis económica española.  Fue el abismo al que se asomó todo un modelo basado en el ladrillo. Diez años después de la histórica suspensión de pagos, la construcción vuelve a ser uno de los grandes motores de  crecimiento de la economía patria.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la construcción crece más actualmente que durante los años más locos de la burbuja. Hay que remontarse a 2001 para observar un incremento interanual del 6,2%, que es el alza que marcó en el primer trimestre la construcción a escala nacional. Las caídas, entre 2008 y 2014, marcaron tasas negativas superiores al 10% anual. Es por ello que todo este crecimiento que se observa, primero en la aportación al PIB y después ya en la creación de empleo en el sector, tiene mucho de corrección tras años de debacle.

El antes y el después

También lo hacen las transacciones inmobiliarias. En 2017 aumentaron un 12,6%, el doble que un año antes. Y la concesión de hipotecas por parte de los bancos siguen en su línea ascendente.  ¿Cuál es la foto fija del sector de la construcción antes y después de la crisis? En los años previos a las dos recesiones consecutivas el peso del ladrillo en España se situaba en el 20% del PIB. La caída ha sido tan brusca que hoy alcanza, en el conjunto nacional, el 10,6%. Todavía queda trecho para establecer una comparación, pero es el crecimiento en cuanto a su aportación al PIB lo que hace saltar las alarmas.

¿Diez años para volver al mismo sitio? Son muchas las voces que se alzan ante la falta de un cambio de modelo que hasta ahora ha estado condicionado por la construcción y los servicios, básicamente el turismo, que tienen en la temporalidad laboral una de sus grandes lagunas, de ahí un paro estructural que es sinónimo de mercado laboral cuando se mira a España.

El gran concurso de Martinsa

Lo cierto es que la crisis de Martinsa-Fadesa, firmada en el Juzgado de lo Mercantil número uno de A Coruña en julio de 2008, fue toda una prueba de fuego para bancos y acreedores, al presentar un pasivo inicial de 5.200 millones que poco después superaría los 7.000 millones. El camino más corto fue finalmente el más largo, y diez años después Martinsa-Fadesa sigue recorriendo su lenta agonía por la senda de la liquidación de sus activos.

Y todo, tras una noche en Madrid en septiembre de 2006 en la que, para sorpresa incluso de su equipo, el empresario gallego Manuel Jove firmaba la venta de Fadesa a un ambicioso Fernando Martín, en aquel momento propietario de una gran bolsa de suelo en el entorno de Madrid, y  presidente de una compañía (Martinsa) que quería a toda costa una cotizada en su hatillo.

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