Bershka se enfrenta a una bomba de relojería por casos de discriminación

La plantilla de Bershka arde por los repetidos casos de supuesta discriminación que disparan huelgas y llegan a los tribunales

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Las dependientas de Bershka, jóvenes, guapas y delgadas, pueden cambiar su situación laboral si su apariencia física comienza a desentonar con el público objetivo al que se dirige la empresa.

Durante los primeros años nunca hay problemas. ¿Pero qué pasa cuando una dependienta comienza a verse mucho mayor que el target al que está dirigida su línea de ropa? ¿Cuántos trabajadores son desplazados por no cumplir los códigos estéticos no escritos que sigue la empresa para mantener una plantilla joven y en forma?

Los códigos de “buena presencia” que antes eran aceptados sin chistar por los trabajadores del sector, ahora comienzan a ser cuestionados por las plantillas y por los sindicatos. ¿Por qué una dependienta debe ser obligada a llevar un peinado o un color de labios concreto? ¿Qué pasa con una trabajadora de Bershka o de Zara cuando cumple 40 años?

¿Qué pasa cuando una dependienta de Bershka comienza a verse mucho mayor que su ‘target’?

“En la medida en las que envejecen, son enviadas a tareas en las que no tienen exposición al público. Generalmente terminan en el almacén”, explica Carmiña Naveiro, dependienta de Zara y delegada sindical de CIG que ha encabezado la lucha por evitar la discriminación por edad, apariencia física o peso en las tiendas del grupo.

La trabajadora es una excepción en la cadena insignia de Inditex. Con 47 años sigue atendiendo de cara al público, algo poco frecuente en las tiendas del grupo, repletas de personal joven. La plantilla de Inditex se encendió cuando una trabajadora de Bershka fue despedida por “no cumplir con los estándares de la compañía”.

Los trabajadores explican que una dependienta en una tienda de Galicia fue despedida porque algún responsable pretendía sustituirla por otra trabajadora con alguna talla menos. La plantilla organizó protestas y llevó el caso a los tribunales.

El sindicato CIG estaba convencido de que se trataba de un caso de discriminación flagrante. Tras el revuelo causado por el caso, la compañía aceptó readmitir a la empleada, que se encuentra trabajando de nuevo en una de sus tiendas.

La hermana pobre de Zara

Pero el caso no ha sido el único. Los sindicalistas explican que Bershka acumula muchas más quejas por no respetar las horas de descanso entre jornada y jornada, el exceso de horas extras o por otro tipo de discriminación. “Estamos constantemente en la Inspección del Trabajo con Bershka, porque su cúpula directiva es más arcaica que el resto de empresas del grupo”, explica Naveiro.

Bershka, con oferta low cost, es la segunda marca de Inditex por volumen de facturación. Con un enorme ritmo de crecimiento en el grupo, opera bajo el paraguas y bajo la misma sociedad que Zara España, aunque tienen directrices y mandos diferenciados.

Desde finales del año pasado está presidida por Antonio Flórez, un veterano del grupo Inditex y miembro del núcleo de máxima confianza de Amancio Ortega, pero los conflictos con los trabajadores han sido gestionados directamente por Amelia Martín, responsable de Recursos Humanos. Al cierre de esta edición, la compañía no ha respondido a este medio sobre los conflictos laborales latentes. 

Aunque las huelgas son infrecuentes en Inditex, Bershka tuvo que afrontar una en Pontevedra a mediados del año pasado porque las dependientas exigían equiparación salarial con las de A Coruña. El caso tuvo consecuencias económicas para la compañía, que se ha visto obligada a ir mejorando condiciones de forma paulatina en diferentes provincias. Las aguas han vuelto a su cauce, pero cualquier chispa puede volver a encender los ánimos en Bershka.

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