Por qué los ‘millennials’ matan a Snapchat sin saberlo

​El rígido y limitado modelo de negocio de Snapchat ha llevado a que la compañía deje de despertar la simpatía en usuarios e inversores

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¿Es Snapchat el juguete roto de los millennials? Desde que la aplicación empezara a cotizar en la bolsa de Nueva York ha evidenciado su incapacidad para generar ingresos al no renunciar a su rígido modelo en un mercado altamente competitivo. Así, influencers, marcas, usuarios e inversores han terminado dando la espalda (por este orden) a una compañía que un día se dejó llevar por la euforia hasta el punto de decirle no a Facebook.

Todos los males de Snapchat se fundamentan en un modelo de negocio limitado. La estrategia, basada en captar los usuarios de su nicho a través de tejer una red social en la que los adolescentes comparten imágenes y vídeos efímeros, se cierra puertas porque, a diferencia del resto de redes sociales, no busca la transversalidad para conquistar a la mayor parte del público.

El modelo de Snapchat es menos competitivo que el de resto de competidores 

El peaje por no renunciar a su esencia termina revelándose en los márgenes. Mientras Facebook ingresa 3,2 dólares por usuario, la firma de Venice se tiene que contentar en ganar 2,1. La situación se repite en los gastos. Para conseguir un dólar de ingreso la compañía invierte 93 centavos. Una cifra nuevamente más elevada que la del resto de compañías.

Cuestión de números

Facebook, compañía que un día lanzó una oferta sobre la tecnológica pero que recibió una negativa, le está ganando la partida a Snapchat a través de Whatsapp Instagram. Según las últimas cifras de Tech Crunch, ambas aplicaciones son utilizadas por 250 millones de personas aproximadamente. Una cifra que rebasa los166 millones de Snapchat.

El problema es más grave si se echa un vistazo a la fecha de aterrizaje de cada compañía. A grandes rasgos, se puede ver como Instagram y Whatsapp, que lanzaron la misma función que Snapchat un par de años más tarde, han conseguido en menos tiempo superar a la tecnológica con su propia idea. Así, influencers y marcas han terminado declinándose por la competencia y provocando un efecto arrastre en la audiencia. 

Ante todo esto, el director de la compañía, Evan Spiegel, siempre ha defendido la fórmula. El joven directivo de 24 años justifica el lento crecimiento de usuarios porque dice tener una estrategia diferente al resto, basada en el tiempo que el usuario pasa en la red social y no en la captación masiva. Además, alega que el plan pasa por captar consumidores de países avanzados , donde la conexión a internet es buena y el mercado de la publicidad está más desarrollado. 

La bolsa pone a Snapchat en su sitio

La bolsa ha ido reflejando las expectativas sobre la tecnológica. En el día de su debut Snapchat subió un 46%, hasta los 25 dólares por título. De esta manera, la capitalización bursátil tocó 35.000 millones de dólares. Parecía el inicio de algo grande ya que la app móvil salió a cotizar por el doble del valor por el que lo hizo Facebook e incluso cuatro veces el de Twitter.

Dos días se desbravó la euforia. La compañía dilapidó el 24% de su valor el lunes y se anotó otra caída del 11% el día después. Fueron dos descalabros que marcaron la futura la tónica en el parqué. Tanto, que siete de las ocho firmas que cubren Snap, actualmente no aconsejan la opción de compra  

Pero todavía quedaba más. El 11 de mayo, en la presentación de resultados se vio como Snapchat arrojaba unas pérdidas de 2.209 millones. Las cuentas se teñían de rojo otro años despúes de haber registrado pérdidas de 500 millones un ejercicio antes. En su momento la compañía se escondió en los gastos derivados de la oferta de venta de acciones (OPV).

La excusa no fue suficiente para los analistas, que dieron la espalda a la empresa de Spiegel y, consecuentemente, provocaron la caída de un 23% de la cotización. Al final de la misma jornada Snapchat pudo repuntar y amortiguó la caída.

No obstante, los inversores han seguido desconfiando en la tecnológica por la incapacidad de la empresa de generar los suficientes ingresos. Así, descenso tras descenso, la compañía ya se ha dejado el 43,59% de su valor en bolsa.

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