Los científicos dan un paso gigante hacia el cerebro sintético

El físico que en 2012 dijo que quería crear un cerebro sintético vuelve con noticias: no consigue su meta final aún, pero la investigación avanza

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El físico escocés James Gimzewski acuñó el término «revolución post-humana» en 2012, cuando dijo que su meta para los próximos años era «crear un cerebro sintético; una máquina que piense y que posea inteligencia física». «Un sistema como tal no existe y promete causar una revolución», escribió el científico hace casi siete años. Durante este tiempo, eso es lo que ha intentado conseguir.

Como profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y director de laboratorio del Instituto de Nanosistemas de California (CNSI), el doctor Gimzewski y sus colegas han avanzado a paso de hormiga –pero seguro– en la elaboración de un mecanismo que remede el funcionamiento del cerebro humano (un órgano que, huelga recordar, sigue siendo un enigma para la comunidad científica).

El mecanismo no es un procesador digital ni un semiconductor, y de momento tiene poco que ver con la programación; es decir, se desvincula de la mayoría de esfuerzos relacionados a la inteligencia artificial. La tesis de los investigadores es que la memoria natural es un proceso esencialmente mecánico, al menos en el nivel atómico.

De esta forma, «en lugar de construir una simulación digital de ese mecanismo, ¿por qué no explorar con la fabricación de una máquina al mismo nivel atómico que realice las mismas funciones de la misma manera?», explica ZD Net, que reportó el avance científico. «Dicho de otra manera, si el cerebro es una máquina atómica, ¿por qué no puede una máquina atómica ser un cerebro?», agregó el medio.

«Es peligroso decir ‘¡este es un cerebro!'»

Gimzewski y sus compañeros científicos han conseguido algún avance en su propósito. De su laboratorio ya ha salido una suerte de aproximación a un cerebro sintético con una línea de ensamblaje y una serie de circuitos que crecen. Los circuitos de este mecanismo tienen estructura, compartimientos y actividad eléctrica idéntica a los de un cerebro real.

La plataforma tiene una rejilla de varillas de cobre que, cuando son tratadas con nitrato de plata, cultivan nanocables que crecen fuera del poste en direcciones completamente aleatorias, de la misma forma que se comportan las neuronas interconectadas en el cerebro. Al tener contacto eléctrico, los nanocables organizan informaicón por sí mismos; de nuevo, algo muy similar a lo que sabemos que sucede en el cerebro.

«Cuando todos los nanocables están combinados, empiezan a hablar entre ellos. De alguna forma, todo el circuito cobra vida, en el sentido de que cada parte interactúa con cada otra parte, y hay vías en las que podemos establecer conexiones neuromórficas más fuertes», manifestó el doctor Gimzewski.

Los investigadores ven con ilusión el progreso alcanzado hasta ahora, pero también son cautelosos, y piden lo mismo del público. ZD Net explica, para poner contexto, que a este ritmo, los científicos «deberían poder simular la actividad neuronal requerida para un tuit presidencial en aproximadamente 2050».

Gimzewski avisa que, pese a sus declaraciones de 2012, «es muy peligroso correlacionar directamente las cosas, al estilo de ‘¡este es un cerebro!'». Este sistema «presenta características eléctricas que son muy similares a una resonancia magnética en un cerebro, y a los cultivos neuronales y también a las electroencefalografías», dijo.

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