Villares, el magistrado encargado de testar la fortaleza de las mareas

El candidato de En Marea tiene por delante la misión de mantener unida una coalición que llega tocada por los vaivenes de Podemos en Galicia

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Hace apenas dos meses era un completo desconocido. Su nombre empezaba a sonar en algunos círculos como posible candidato de consenso para En Marea, como finalmente fue. Luis Villares (Lugo, 1978) ha sido el elegido por la coalición para liderar un asalto doble: tratar entre todos los partidos de izquierdas de arrebatarle la Xunta a Feijóo, pero también el de irrumpir en el Parlamento gallego como segunda fuerza política, por delante del PSdeG, tal y como vaticinan algunas encuestas. 

Villares, tras pedir la excedencia como magistrado del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, inició una carrera en la que su principal obstáculo ha sido que la gente no le conocía. De carreras, este lucense entiende mucho. Cuando era un adolescente, competía como atleta en los 150 metros hasta que una lesión de espalda le obligó a abandonar.

En esta nueva prueba, su meta será contar con el apoyo de la ciudadanía para actuar sobre las leyes, pero esta vez para cambiarlas y acabar con las «injusticias» de la Xunta. 

Defensa del idioma 

Estudió en la Escuela de los Maristas en Lugo y, en sus años de instituto, fue redactor de una revista escrita en gallego, idioma del que es un gran defensor e impulsor en el ámbito judicial. No pudo estudiar Arquitectura, su vocación frustrada, y se trasladó a Compostela para iniciar la carrera de Derecho. 

Villares tiene claro que el paso por la política es algo temporal. Se marca un plazo de ocho años antes de volver a la judicatura. Pero antes de que eso ocurra ha prometido, entre otras medidas, anular el decreto del plurilingüismo en la enseñanza en cuanto pise San Caetano con los zapatos de su padre, el amuleto del que no se separa esta campaña. 

Firme, pero conciliador 

Este músico que toca la zanfona y la gaita en Os Frebudos, presume de su afán conciliador, aunque su círculo de allegados indica que no está falto de carácter para tomar decisiones. De la articulación de ambas virtudes dependerá buena parte de que En Marea no reviva en los próximos años los episodios sucedidos en AGE durante la última legislatura, que vio como tres de sus nueve diputados finalizaban en el Grupo Mixto.

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