Todos los coches de Juan Carlos I (y otros monarcas europeos)

Los garajes de las monarquías europeas están poblados por vehículos deportivos, todoterrenos e utilitarios. De una cierta ostentación se ha pasado a la practicidad

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Las monarquías europeas siempre han estado asociadas al lujo y los productos de alta gama. Sin embargo, en los últimos tiempos, las casas reales del continente han optado por mostrar una imagen pública más comedida, lejos de la ostentación de otras épocas, cada vez peor vista por una ciudadanía que ha sufrido la crisis en sus propias carnes.

Con todo, el patrimonio de las familias reales del continente sigue siendo extenso… y muy valioso. Éste incluye el parque automovilístico a su disposición, salpicado de coches de primeras marcas y algunas reliquias de época.

Por ejemplo, el rey emérito de España, Juan Carlos I, cuenta con una variada y lujosa colección de coches, entre los que se encuentra un Ferrari FF regalado por el ministro de los Emiratos Árabes en 2012 (y posteriormente donado al Estado).

Sin embargo, a pesar de la reconocida afición del monarca por el mundo del motor, Juan Carlos I sólo ha tenido un coche conocido registrado a su nombre: un Mini 1275C, matriculado en 1969, año en el que el monarca apenas tenía 31 años. Este vehículo, tras pasar por varias manos, se vendió por última vez en febrero a un comprador anónimo.

Las opciones de Felipe y Letizia

Su hijo ha optado por un estilo diferente, aunque igualmente valioso, en sus bienes automovilísticos. Felipe VI y Doña Letizia se suelen desplazar en coches de la marca Audi a los actos públicos. Mientras que en sus desplazamientos privados optan por un todoterreno híbrido de la marca Lexus (su precio de mercado se sitúa entre los 60.000 y 90.000 euros).

Además, Felipe VI tiene también en su garaje particular un Comarth, coche eléctrico de fabricación murciana, que tiene un precio de en torno a 20.000 euros. Por su parte, la madre del actual monarca, la reina Sofía, cuenta con un Mercedes Clase C.

Inglaterra, Audi y Range Rover

Otra de las monarquías emblemáticas del continente, la inglesa, apuesta también desde hace años por el fabricante Audi. El príncipe Carlos tiene un Audi A4, mientras que Catalina de Cambridge (Kate Middleton), esposa del príncipe Guillermo, se compró un A3 1.9 TDI antes de casarse con su actual esposo.

Otro vehículo habitual de la corona inglesa es el Range Rover. Middleton conduce ahora esta marca, una de las de más prestigio en las islas; al igual que la reina Isabel II, que ha se sido vista en numerosas ocasiones conduciendo este todoterreno.

Mónaco y Suecia, amantes de la velocidad

Mónaco, cuna de una realeza envuelta en ocasiones en demasiadas polémicas, es símbolo de velocidad. Los miembros de la familia monegasca no son ajenos a esta tradición y cuentan con vehículos deportivos de gran cilindrada. Conocido es el incidente de Andrea Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco, cuando fue «cazado» a 200 km/h en su Audi A6, con la consiguiente multa y retirada del carnet.

Entre la familia real sueca el estilo también es marcadamente deportivo. El rey Carlos Gustavo, declarado amante de las carreras y la velocidad, condujo durante años un BMW de alta gama con el que tuvo un accidente en 2015. Su hijo, Carlos Felipe, con igual afición que su padre, conduce habitualmente un Porsche Cayenne con el que también tuvo algún percance: en 2013 lo estrelló contra un autobús.

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