Sánchez viste de urgencia democrática su ansia por llegar a La Moncloa

¿Cuál es la prioridad de Pedro Sánchez, echar a Mariano Rajoy o ser presidente? No es lo mismo, y el líder del PSOE tiene programa de gobierno

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¿Cuál es la prioridad de Pedro Sánchez, echar a Mariano Rajoy o ser presidente? No es una pregunta retórica. Si la urgencia democrática es expulsar a Rajoy, una vez conocida la sentencia de la Gürtel, bastan los votos de Ciudadanos y Podemos, con la promesa de convocar elecciones inmediatas.

O, quizá, ¿la urgencia democrática es, en realidad, la formulación legitimadora de su acceso a La Moncloa, sin compromiso ni fecha para celebrar elecciones?

No hay donde agarrarse, desde la lógica democrática, para sostener la presencia de Rajoy en La Moncloa. En cualquier país democrático, un presidente en sus circunstancias, habría disuelto las cámaras y convocado elecciones el mismo día en que se conoció la sentencia de Gürtel.

Hubiera sido lo más honrado para él y lo más beneficioso para su partido. Y sobre todo lo mejor para España.

El objetivo antidemocrático pasa por usar una crisis para acceder a La Moncloa por vía indirecta

Sánchez se apresuró, incluso sin consultar con su comisión ejecutiva, a presentar la moción de censura en el registro del Parlamento. Cerró la vía a que Rajoy disolviera las Cortes, prohibida expresamente por la Constitución cuando se ha presentado la moción de censura, único instrumento constitucional para desalojar a un gobierno.

No consultó ni sondeó apoyos de otras fuerzas políticas. Se adelantó sin consultar siquiera a la dirección de su partido. No solo es una iniciativa legítima del secretario general del PSOE, sino, probablemente inexcusable. Pero con una condición.

El objetivo, desde la pura lógica democrática, debiera ser exclusivamente dar la palabra a los ciudadanos mediante la convocatoria inmediata de elecciones generales. Lo contrario es sencillamente utilizar una crisis institucional para acceder a La Moncloa por una vía indirecta.

Por lo declarado hasta ahora, es lo que pretende hacer Sánchez, al anunciar que su intención es convocar elecciones después de una tarea de «normalización y regeneración democrática», además de poner en marcha una agenda social que se ocupe de los que más han perdido durante la crisis.

La posición del líder del PSOE es de enorme ingeniudad o extraordinaria picardía

¿No es esto un programa para gobernar? No ha fijado plazo para convocar elecciones, lo que significa que una vez aprobados en el Senado los Presupuestos Generales del Estado podría quedarse en La Moncloa hasta dentro de dos años, cuando concluya el plazo de esta legislatura.

Entonces, la urgencia democrática incluye el desarrollo de un proyecto propio, encubierto en un programa de gobierno de «normalización y regeneración democrática» y una agenda social.

Sánchez envuelve de urgencia democrática su deseo de instalarse por tiempo indefinido, con el límite de dos años, en la presidencia de Gobierno. Y no tiene inconveniente en aceptar cualquier apoyo. La posición de Sánchez es de una enorme ingenuidad o de extraordinaria picardía.

Un plan como el que aparentemente pretende el secretario general del PSOE requeriría negociar apoyos parlamentarios para ocupar y ejercer el poder. ¿No tienen nada que decir quienes le apoyen sobre el contenido de la regeneración democrática y la agenda social?

¿Por qué habrían de votar por Pedro Sánchez los seguidores de Quim Torra y ERC?

Pretende invocar, y ya lo ha hecho, la responsabilidad de los 350 diputados por una emergencia democrática para echar a Rajoy de La Moncloa. El corolario de esa premisa sería convocar elecciones generales inmediatas, cosa que la Constitución le permite hacer al día siguiente de jurar su cargo como presidente.

La síntesis de este razonamiento es que la prioridad de Sánchez no es expulsar a Rajoy del Gobierno sino ser él presidente sin pasar antes por las urnas.

Ciudadanos ya ha manifestado que solo apoyará la moción de censura si existe el compromiso de convocar elecciones inmediatamente. Si no cuenta con el apoyo de Cs necesita 26 votos más de los que suman el PSOE y Podemos. Imprescindibles los votos de los soberanistas catalanes y de Bildu.

¿Por qué habrían de votarle los seguidores de Quim Torra y ERC? Su único objetivo en consecuencia con su lógica política sería erosionar las instituciones del Estado.

Si concedemos credibilidad a las declaraciones de Sánchez de que no va a negociar nada a cambio de los votos para hacerle presidente, ¿lava la contaminación inherente al apoyo de los secesionistas catalanes el hecho de no haber negociado con ellos?

Si Pedro Sánchez llega a La Moncloa con el apoyo de los secesionistas, será un ‘boomerang’ letal

El miércoles, presumiblemente, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, fijará la fecha para la celebración parlamentaria de la moción. A partir de ese momento, conoceremos la estrategia del líder del PSOE en la negociación de acuerdos para conseguir los 176 votos para poder acceder a la presidencia de Gobierno.

El primer impacto ha sido el aplauso general a la iniciativa de Sánchez por el convencimiento de la urgencia de desalojar al inquilino de La Moncloa. Pero conforme pasan las horas se instala la idea de que la moción de Sánchez es, sobre todo, el intento desesperado de salir de la irrelevancia para ser presidente aliviando el trámite de la elección.

Sánchez, con los datos que tenemos hasta ahora, está demostrando que es un jugador de ventaja utilizando la legitima indignación de los ciudadanos.

Si no rectifica y asume el compromiso inmediato de celebrar elecciones y llega a La Moncloa con el apoyo de los secesionistas catalanes, la jugada será un boomerang letal que se volverá contra él.

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