Sánchez calma al Ibex: defiende a Amancio Ortega y asciende a Calviño

El presidente en funciones escenifica su distanciamiento de Podemos con la defensa de Amancio Ortega y la subida de Nadia Calviño a vicepresidenta si gana

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Unas horas antes de que el Palacio de Cristal acogiese un nuevo debate electoral, en Santiago de Compostela, el portavoz parlamentario del PP gallego, Pedro Puy, ponía la venda antes de la herida. Si no se hablaba de Galicia, no sería porque los problemas de la comunidad no importasen a los candidatos, sino porque los asuntos “generales” acapararían más tiempo. Sin embargo, la prevención, en este caso, fue innecesaria. Al contrario que en otras ocasiones, Galicia irrumpió en el debate de los principales candidatos a las elecciones generales del 10 de noviembre. Se tocó el lácteo, la despoblación del rural, las poblaciones con empresas térmicas al borde del cierre, en clara alusión a Meirama y As Pontes… Se debatió sobre si Galicia tiene o no reconocimiento de nación y sobre cómo la denomina Núñez Feijóo. Sin embargo, más peso aún que la propia Galicia lo tuvieron dos gallegos: Amancio Ortega y Nadia Calviño. El presidente del gobierno en funciones y candidato socialista, Pedro Sánchez, se refirió a los dos con tan solo unos minutos de margen. Al fundador de Inditex lo defendió de los ataques recibidos por parte de Pablo Iglesias esta semana. A la ministra que quedó a las puertas de presidir el Fondo Monetario Internacional (FMI) la asciende, asegurando que, si es capaz de formar gobierno, la coruñesa ocupará una vicepresidencia económica. Ambas alusiones miran hacia el Ibex. Tratan de tranquilizarlo. 

En primer lugar porque la defensa de Ortega muestra su cada vez más patente lejanía con Iglesias y su defensa de la clase empresarial. En segundo lugar porque, al borde de una desaceleración económica que ya nadie niega, da peso a una tecnócrata como Calviño que, pese a la intención reformista de su discurso, aseguró ante altos ejecutivos del IBEX que el gobierno del que forme parte no hará nada que pueda frenar el crecimiento o el empleo. Hace poco más de un mes la coruñesa defendía la necesidad de no tomar medidas que, “aunque desde un punto de vista ideológico pudiesen parecer correctas”, puedan poner el crecimiento y el empleo en riesgo. 

El PSOE resucita las críticas a Ortega

Ni Casado, ni Rivera ni Abascal.  Ni siquiera Pablo Iglesias sacó a relucir a Amancio Ortega en el debate electoral vivido este lunes. Fue el presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, quien aprovechó para afear al líder de Podemos las críticas vertidas el pasado jueves en El Hormiguero contra las donaciones de Amancio Ortega a la sanidad pública. A preguntas del entrevistador, el candidato Iglesias cargó contra la fiscalidad de las empresas del fundador de Inditex, así como contra el hecho de que la sanidad pública se nutra de ayudas privadas para paliar los recortes. Unas declaraciones que, como hace unos meses, levantaron rapidamente polémica.

El presidente socialista evitó a lo largo de toda la contienda tender puentes con la formación morada. Lo hizo una y otra vez ante cualquier intento de acercamiento por parte de Iglesias. El líder socialista evidenció sus diferencias con respecto a Cataluña o la consideración de presos políticos para los líderes independentistas condenados por sedición pero, además, quiso dejar claro la distancia en el terreno económico y para ello apostó por la defensa de uno de los empresarios mejor valorados. “¿Qué problema hay en que un empresario done fondos a luchar contra el cáncer infantil? No entiendo sus críticas a Amancio Ortega”, le espetó Sánchez. Iglesias no contestó. El resto de contendientes tampoco recogieron el guante.

Unas horas antes en A Coruña ocurría algo similar. De nuevo era un socialista, Valentín González Formoso, hombre fuerte del partido y presidente de la Diputación, el que afeaba a Podemos las críticas a las donaciones de Amancio Ortega a la sanidad pública. “Pablo Iglesias debería pisar más Galicia para saber la opinión que la sociedad gallega tiene de Amancio Ortega. Todo el mundo querría que su hijo trabajase en Inditex. No es incompatible tener una fiscalidad justa con hacer donaciones a entidades sociales o servicios públicos”, dijo. Curiosamente, por parte del PP no se sacó a relucir, como sí ocurrió la pasada campaña con las críticas de Pablo Iglesias a las donaciones o la fiscalidad de las sociedades de Ortega.

Calviño, la reforma laboral y el alquiler

“Debemos ser rigurosos, tener disciplina fiscal y no recortar en el Estado del Bienestar. Si gobernamos, elevaré el rango del área económica del gobierno. Crearemos una vicepresidencia económica y pondremos a Nadia Calviño como vicepresidenta”. Fueron las palabras de Sánchez Castejón al inicio del bloque económico del debate, sabedor de que la coruñesa agrada a la gran empresa. Con una trayectoria reconocida en Europa, Calviño no apuesta por una revolución fiscal. “Revertir la reforma laboral no va a mejorar las condiciones de los chicos que están trabajando para Deliveroo o Glovo”, manifestaba este verano en unas declaraciones, por cierto, que también le valieron las críticas de la formación que, hace unos meses, se posicionaba como socio preferente del PSOE.

Aunque Calviño lo negó, Podemos también la responsabilizó, a finales del año pasado, de haber frenado la posibilidad de un pacto entre ambas formaciones para regular y limitar el mercado del alquiler

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