Salvemos Cabana augura el fracaso judicial de la mina de Corcoesto

El colectivo recuerda que la Xunta tumbó el proyecto por la debilidad financiera de Edgewater, que no pudo cumplir los mínimos de solvencia, y rechaza que se haya producido un agravio comparativo

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La multinacional canadiense Edgewater ha cumplido su amenaza y ha llevado a los tribunales a la Xunta para reclamar indemnizaciones por daños a su imagen y por el dinero invertido en el proyecto minero de Corcoesto, rechazado por el Gobierno gallego por desconfiar de la solvencia financiera de la empresa. En Galicia, los colectivos contrarios a la minería agresiva coinciden esta vez con el Director Xeral de Minas, Ángel Bernardo Tahoces, y ven escaso recorrido para el órdago judicial de Mineira de Corcoesto.

Salvemos Cabana se ha manifestado en esta línea. Recuerda que la negativa de la Xunta tuvo que ver «con el incumplimiento de los requisitos impuestos a la compañía, que exigían multiplicar por 60 los fondos propios alcanzando el 25% de la inversión prevista durante la vida útil de la mina (27 millones de euros)». A pesar de negociar durante meses la entrada de un socio en el proyecto, Mineira de Corcoesto no fue capaz de acreditar en el plazo convenido la solvencia exigida.

Corcoesto no es un proyecto minero más

En esta línea, la plataforma afirma que «no cabe reclamación alguna por daños patrimoniales al tratarse de un proyecto en fase de tramitación en el que se incumplieron los requisitos planteados».

El colectivo rechaza también las alegaciones de la empresa minera por abrir sufrido un trato discriminatorio por parte de la Xunta, una idea que repitió Edgewater desde la paralización de la mina, antes incluso del recurso judicial. Para Salvemos Cabana es obvio que Corcoesto no es un proyecto más ni tiene parangón con cualquier plan extractivo desarrollado en suelo gallego.

«Preveía utilizar en un primer momento inmensos volúmenes de reactivos, como 798.000 kg. de sosa cáustica, 546.000 de cianuro o 357.000 de ácido clorhídrico anualmente en la recuperación del mineral, generando al final de la vida útil del proyecto más de 17 millones de toneladas de residuos tóxicos que quedarían almacenadados en la Comarca de Bergantiños como un regalo envenenado para futuras generaciones», zanja la plataforma.

Intención expansiva

A esta diferenciación con el resto de la minería realizada en Galicia, Salvemos Cabana recuerda que había una intención expansiva en el aterrizaje de Edgewater en la comarca de Bergantiños.

«Durante la fase de información pública de la ampliación para integrar la concesión Julia-2, se hizo público, además, que el objetivo prioritario de la empresa era la obtención de todos los derechos mineros disponibles tanto alrededor del proyecto de Corcoesto como en otras zonas a lo largo del cinturón aurífero Malpica-Tuy aludiendo a que podrían beneficiarse de una planta de cianuración ya en funcionamiento y próxima». De esta manera, el colectivo se pregunta cuál hubiera sido el volumen de reactivos y de residuos generados y con qué otro proyecto minero podría compararse en Galicia.

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