Rajoy se refugia en el rincón: el PP contra todos

La campaña electoral del 24M se cierra con la certeza de que los partidos emergentes romperán el bipartidismo en toda España

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Ha llegado la hora de la verdad. El bipartidismo que ha imperado en España desde la transición, con diferentes actores, pero en las últimas décadas marcado por el duelo entre el PP y el PSOE, llega a su fin. Esa es la certeza que han mostrado los diferentes actos de los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, y ya en menor medida, UPyD.

Las dudas se centran en la intensidad de esa ruptura, porque lo que podría ocurrir, en las primeras horas de la larga noche de este domingo es que el mapa de España se tiña de color azul, aunque todo pueda cambiar en las próximas semanas cuando se produzcan los acuerdos que garanticen los gobiernos autonómicos y municipales.

Sin política de pactos

Lo que sí se ha producido en esta campaña es que el PP ha decidido ir contra todos. Sin una política de pactos, sin la voluntad de asumir una realidad que ya es un hecho en Andalucía, Mariano Rajoy no quiere saber nada de acuerdos. Y parece un boxeador noqueado, aguantando y retando al adversario desde un rincón del ring.

En los mítines finales de este viernes, en Guadalajara y en Madrid, el presidente del Gobierno constató que está solo, y que aspira a un supuesto voto sensato que orille a los nuevos partidos. «No es el momento de indecisiones ni de experimentos», aseguró, dejando claro que votar a otras fuerzas se acabará convirtiendo en un voto al PSOE.

«Hemos conseguido transmitir el mensaje de la recuperación y de la estabilidad», aseguró Rajoy, en una muestra de que el PP sólo se ha fijado en las grandes magnitudes económicas, en el crecimiento del PIB, sin atender el cabreo acumulado de las clases medias y de los ciudadanos más desfavorecidos que aguantan como pueden desde el inicio de la crisis, y que acaban de conocer el sueldo –al margen del debate sobre las filtraciones– de Esperanza Aguirre.

Ciudadanos, cerca del PSOE, por incomparecencia de Rajoy

Rajoy cumplió, en todo caso, el guión de cualquier político: dejar claro que se ganará. Luego llegará la cruda realidad. «Ganaremos las elecciones, Esperanza (Aguirre) será alcaldesa y Cristina (Cifuentes) presidenta de la Comunidad (Madrid)», clamó ya en el mitin en Madrid, junto a las dos candidatas.

El hecho es que el PP no confía en Ciudadanos como un posible socio. Dirigentes consultados del PP insisten en que el partido de Rivera está mucho más próximo al PSOE, y, la propia dirección del partido naranja admite que los socialistas podrían ser un probable socio.

Pero eso ocurre por dos razones: la primera es que el PP no ha querido moverse, no ha atendido ninguna de las propuestas de regeneración democrática, que, en cambio, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, sí ha querido compartir. La segunda, conectada con la primera, es generacional: cientos de miles de jóvenes podrán votar el domingo, convencidos de que España necesita aire fresco, pese a la falta de concreción de Ciudadanos o de Podemos.

Rajoy, y tres jóvenes

Esa es la imagen que se proyectará el 24 de mayo: Rajoy, un hombre mayor, cansado, con un partido salpicado de casos de corrupción, con tres partidos con líderes de generaciones similares: Pedro Sánchez, Albert Rivera y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Se votará a presidentes autonómicos y a alcaldes, pero el domingo no dejará de ser una previa de las elecciones generales, con sus principales líderes en las cabezas de todos los ciudadanos.

En la mayoría de ocasiones, precisamente, las elecciones autonómicas y municipales han anticipado la victoria en las generales. Ocurrió en 2011, cuando el espectacular poder que adquirió el PP, con todas las autonomías en su poder, salvo el País Vasco, Cataluña, Asturias y Andalucía, y la mayoría de capitales de provincia, anticipó la victoria por mayoría absoluta en noviembre del mismo año.

Rajoy lo sabe. Por eso no quiere ni citar a Ciudadanos, y, menos, a Podemos. El PSOE también lo sabe, y por ello Pedro Sánchez ha comenzado a acercarse a los dos partidos emergentes, porque, poco a poco, se podría establecer una alianza de cara a las generales.

El PP, ¿el héroe de la sensatez?

Con esa lectura de lo que ha acontecido en la campaña electoral, se podría inferir que Rajoy tiene razón, y que el conjunto de los actores de la política española camina en contra del PP. Pero ha sido la propia actitud de los populares, incapaces de tejer alianzas desde la primera mayoría absoluta que logró para su partido José María Aznar en 2000, la que le ha acabo aislando.

Y esa es la paradoja de España: el PP, el gran baluarte del centro-derecha español quiere ser el héroe, el adalid de la «sensatez» frente a todos. Pero sólo con mayorías absolutas podría gobernar.

La realidad, en cambio, será otra a partir de este domingo.

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