Rajoy humilla a Rivera y pone en juego el futuro de Ciudadanos

El PP rechaza las exigencias de Ciudadanos sobre regeneración democrática a la espera de lo que suceda con el presidente de Murcia

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El PP es una máquina que administra un enorme poder, aunque Mariano Rajoy gobierne en minoría y gracias al apoyo, en la investidura, de Ciudadanos. Rajoy, una vez en la Moncloa, ha humillado a Alberto Rivera al rechazar el paquete de medidas de regeneración democrática que el partido le exigió. Este martes se cumplen los tres meses de legislatura, el plazo que puso sobre la mesa Ciudadanos. Y tras una reunión en el Congreso, entre dos delegaciones de ambos partidos, el PP rechazó una de las principales medidas: la limitación del mandato de presidente del Gobierno por la vía rápida, y sin necesidad de reformar la Constitución.

El papel de Ciudadanos se ha ido desdibujando, y el sector crítico en el partido considera que se puede llegar a una situación límite, en la que el PP acabe engullendo el espacio electoral del partido de Rivera. «No se entiende que el partido no se plante ya en Murcia», señala un miembro destacado del partido, en alusión a la necesidad de que Ciudadanos haga valer la firma de su acuerdo con el PP y exiga la dimisión del presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, tras ser imputado.

La excusa de la reforma constitucional

Se trata de un pacto a nivel autonómico que existe en otras comunidades autónomas en las que el PP depende de Ciudadanos. Este jueves, el propio Sánchez y el líder de Ciudadanos en la región, Miguel Sánchez, se reunirán para alcanzar algún tipo de acuerdo, teniendo en cuenta que el presidente murciano declarará el lunes 6 de marzo.

En la cumbre de este martes en el Congreso, el PP dejó clara su posición. En el caso de la limitación de mandatos del presidente del Gobierno, Ciudadanos pretendía reformar de forma mínima la Ley del Gobierno, pero el PP se ata a la supuesta obligación de que para ello se necesita una reforma de la Constitución.

Hay otras medidas en juego. En los primeros tres meses –esa fue la condición principal para decidir la investidura de Rajoy– el Gobierno debía tramitar la reforma electoral; la prohibición de indultos a condenados por corrupción; la ya citada limitación de mandatos; la separación de los imputados por corrupción; la supresión de los aforamientos políticos, y la constitución de una comisión de investigación sobre la financiación del PP.

El PP se siente fuerte

Pese a ese rechazo del PP, Ciudadanos busca ganar tiempo para hacer ver que se está cumpliendo el pacto. Por ello, el portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, asegura que esas medidas «están encarriladas y que avanzan». Pero hasta ahora lo que figura en la cámara parlamentaria es la prohibición de indultos a corruptos y una subcomisión para estudiar la reforma del sistema electoral.

El PP se siente fuerte. Cree que puede buscar otros acuerdos en el Congreso, y que, en el último instante, una vez se llegue al mes de mayo, Mariano Rajoy siempre tendrá la posibilidad de convocar elecciones. No se pretende llegar a ese extremo, según fuentes del PP, pero eso siempre estará en manos de Rajoy.

Esa actitud la expresó el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, quien afirmó que sólo firmaron el acuerdo con Ciudadanos porque, en aquel momento, no les quedaba más remedio para conseguir la investidura de Rajoy. «Las condiciones previas para firmalo eran lentejas. Había que asumirlas. Nuestra intención siempre es cumplir los compromisos». Sí, pero no los cumple.

Ciudadanos, como instrumento útil

Es Ciudadanos quien tiene ahora una carta, que se sitúa en Murcia. Puede provocar la caída del presidente de la comunidad, simplemente atendiendo al acuerdo sobre los imputados, firmado por el propio Pedro Antonio Sánchez. El sector crítico a Albert Rivera, en el seno de Ciudadanos, que le reprochan, junto a Girauta, el giro hacia posiciones liberales, no ve ninguna excusa para no hacer lo contrario.

Está en juego la credibilidad de Ciudadanos, y la posibilidad de que el PP le pase por encima. Rajoy tiene lo que quería. Gobierna, y se acerca todo lo que puede al PSOE.

En el horizonte inmediato figura la negociacion sobre los presupuestos, que los socialistas no desean aprobar. Pese a ello, y aunque oficialmente el PP, a través de su portavoz, Rafael Hernando, mantenga que su socio prioritario es Ciudadanos, la realidad es otra, y Albert Rivera se ve en la tesitura de demostrar que su partido es una herramienta útil para cumplir con los postulados sobre regeneración democrática con los que se presentó en las elecciones.

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