¿Quién puede comprar el Pazo de Meirás a los Franco?

La familia Franco pone un precio excesivo a un inmueble que ya intentó vender en los noventa pero que ahora está limitado por su declaración como BIC

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La posible venta del Pazo de Meirás evitaría a la familia Franco muchos quebraderos de cabeza –los mismos que su devolución, aunque menos lucrativos–, pero el inmueble, un palacete señorial del municipio de Sada en el que vivió la escritora Emilia Pardo Bazán, tiene una salida difícil al mercado. Los herederos del dictador ya lo intentaron en los años noventa, una sigilosa operación que acabó en nada y que tenía como objetivo aliviar algunas estrecheces financieras.

Ahora, tras la muerte en diciembre de la hija del dictador, Carmen Franco, el edificio podría saltar al mercado en peores condiciones. El precio que se baraja, 8 millones de euros, es “desproporcionado”, a juicio de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias.

La protección del pazo

Según explica su presidente, Benito Iglesias, dos hándicaps empujan a la baja esa cifra. Por un lado, la declaración del inmueble como Bien de Interés Cultural, impulsada por el Gobierno bipartito de PSOE y BNG, que obliga a abrirlo al público y establecer un régimen de visitas.

Pero no sólo eso, también obliga a mantenerlo en buen estado. Las actuaciones que se puedan hacer sobre el pazo deben asumir normas de rehabilitación y conservación del patrimonio. 

El otro problema, apunta Iglesias, es que “existe un riesgo de judicialización por la propiedad que puede materializarse en cualquier momento”. De hecho, la comisión de expertos nombrada por el Parlamento de Galicia para analizar la incorporación al patrimonio público del pazo estudia la fórmula para declarar nulo el traspaso de la construcción a la familia Franco.

«El nuevo comprador tiene que contar con que las consecuencias jurídicas se le aplicarían a él y no a la Familia Franco», apuntó el historiador Xosé Manuel Núñez Seixas.

Posibles compradores

La patronal inmobiliaria estima que el inmueble podría costar en torno a 5 millones. Pero, ¿quién querría comprarlo en estas condiciones y con toda la presión social que existe sobre el pazo? La única vía posible que ve Iglesias es que sea una empresa y no un particular quien realice la operación, de manera que pueda transformar el Pazo de Meirás en un complejo hotelero.  Ese es el camino que siguió el pazo de Baión, expropiado al narco Laureano Oubiña.

En todo caso, tras la declaración como BIC y en base a la Lei de Patrimonio de Galicia, la Xunta tendría preferencia de compra en cualquier operación. Pero el Gobierno gallego no pagará un duro.

Presión social… y política

“Yo creo que los gallegos no estamos por la labor de pagar dos veces el Pazo de Meirás. Lo pagamos en el año 38 cuando lo donamos a la familia y estoy seguro de que en el año 2017 no estamos dispuestos a volver a comprar esa propiedad«, dijo el pasado septiembre Núñez Feijóo, instando a la familia a una cesión “gratuita”.

La Deputación da Coruña está en la misma línea. La vicepresidenta de la corporación provincial ve la posible venta como una maniobra de los Franco frente a la presión por recurperar un patrimonio que se quedaron “haciendo uso del poder del dictador”, en palabras de Goretti Sanmartín.

El Concello de Sada, en la reforma del plan de urbanismo, también limitó los usos del suelo del pazo con la idea de prevenir cualquier uso especulativo en caso de venta, según manifestó el alcalde Benito Portela. 

 

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