¿Qué se juegan Sánchez, Iglesias y Casado en las elecciones gallegas?

Galicia puede marcar el futuro de Madrid. Casado tratará de rentabilizar la victoria que las encuestas dan a Feijóo, a pesar de la distancia entre ambos

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El próximo domingo, 12 de julio, Galicia celebra elecciones. Todas las encuestas publicadas tras la pandemia, incluso la del CIS, coinciden en que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, será capaz de revalidar su cuarta mayoría absoluta, en que el BNG de Ana Pontón duplicará sus escaños en el Parlamento gallego e incluso amenazará al PSOE como principal partido de la oposición en Galicia y que Galicia En Común, la confluencia de Unidas Podemos, Anova y las mareas municipalistas, se derrumbará. Las urnas dictaminarán si los sondeos aciertan o no, pero, en todo caso, la comunidad no es un departamento estanco. Lo que ocurra en ella influirá de uno u otro modo en Madrid y en el Congreso de los diputados.

Distintas fuentes consultadas por este medio creen que el presidente del PP, Pablo Casado, es uno de los políticos «que más se la juega» este fin de semana. El presidente gallego nunca ha ocultado su distancia con los posicionamientos de Casado y sus pesos pesados, desde Teodoro García Egea a Cayetana Álvarez de Toledo, con quien ha mantenido mediáticos enfrentamientos. En la campaña autonómica, Feijóo ha insistido en su imagen de candidato independiente, minimizando al máximo el logo del partido y presentándose, una y otra vez, como un político cuya prioridad es Galicia, más allá de toda sigla. No obstante, y a pesar de los ‘desaires’ que en más de una ocasión el mandatario gallego le ha dedicado a Génova, el líder del partido apostó por enterrar el hacha de guerra y tener una presencia constante en la campaña electoral gallega. 

Balón de oxígeno para Casado

«Casado ha tenido mucha más presencia en esta campaña de la que Feijóo planteaba o quería pero, al final, debe rentabilizar la posible victoria de Feijóo, máxime cuando las encuestas también aventuran la debacle del candidato en el País Vasco, una apuesta de Génova», apuntan distintas voces no oficiales del PP gallego consultadas por este medio. «Aunque el PSOE se va a encargar de recordarle de forma pública que, si gana Feijóo, el que ha ganado las elecciones es un barón regional que no aprueba la línea de Casado y apuesta por una imagen más moderada, la victoria por mayoría absoluta de los populares en Galicia da un balón de oxígeno a un político que no ha sido capaz de rentabilizar el desgaste del Gobierno Sánchez en la gestión de la pandemia», opinan estas mismas voces.

Este jueves, Casado participó en su último acto en la campaña electoral gallega. Fue en A Pobra do Caramiñal, en A Coruña, en un evento sin la presencia de Feijóo y en la que el sucesor de Mariano Rajoy en la presidencia del PP acabó por plegarse por completo al discurso del candidato a la reelección. «Es un hombre que antepuso siempre los intereses de los paisanos a su partido, inclusive la agenda parlamentaria del PP en Madrid», dijo. 

Según explican desde el propio partido, Casado se desplazará a Euskadi para participar en el cierre de campaña de un PP que se presenta en coalición con Ciudadanos, una opción que Génova también quería replicar en Galicia, pero que contó con la total oposición de Feijóo. En principio, el dirigente permanecerá en Madrid durante la noche electoral del domingo.

Sánchez quiere evitar el sorpasso

Por su parte, Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE, acudirá el viernes a Galicia para protagonizar un acto de final de campaña en el que los socialistas quieren enseñar músculo. Será en el parque de Castrelos, en el feudo del alcalde de Vigo y presidente de la FEMP, Abel Caballero. Si bien en Euskadi, los socialistas podrían ser llave de Gobierno, en la comunidad gallega las encuestas dicen que su posición como segunda fuerza más votada se ve amenaza por el ascenso de los nacionalistas gallegos del BNG, que en 2016 quedaron como cuarta fuerza en el Parlamento. Ese hecho, unido a que las elecciones gallegas y vascas son vistas como un medidor de la aceptación del Gobierno tras la pandemia, ha hecho que en la última semana el desembarco de líderes socialistas se haya multiplicado, sabedores de que su candidato, Gonzalo Caballero, cuenta con un conocimiento aún menor (tan sólo lleva un año en el Parlamento). 

El peso de Sánchez en la campaña gallega ha ido creciendo con el paso de los días y eso que una parte de la militancia de los socialistas gallegas criticó a Ferraz lo que entendían como una falta de implicación con los comicios autonómicos. 

El candidato de Pablo Iglesias

También en Unidas Podemos miran a Galicia. La confluencia de la que formaba parte en 2016, En Marea, con 14 diputados, logró sorpassar al PSOE y ser segunda fuerza en el Parlamento gallego. No obstante, esa posición duró poco ya que los desencuentros entre las distintas formaciones del partido instrumental decantaron su ruptura en dos partes. En estas elecciones, Galicia En Común, liderada por Antón Gómez Reino, diputado en Madrid y hombre muy cercano a Pablo Iglesias, podría naufragar. La encuesta del CIS del 24 de junio le otorga una horquilla que va de los 4 a los 6 diputados, necesitando al menos 5 para poder constituirse como grupo parlamentario propio.

La caída de Galicia en Común solo se minimizaría con la hipotética constitución de un Gobierno tripartito en la Xunta con PSOE y BNG capaz de desalojar a Feijóo, una opción que se antoja difícil en base a las encuestas. No ser capaz de constituir un grupo parlamentario propio sería un golpe profundo teniendo en cuenta la gran exposición que en la campaña ha tenido la ministra de Trabajo, la ferrolana Yolanda Díaz, junto con Iglesias, el cargo de UP con más peso mediático en el Ejecutivo central.

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