Puigdemont rompe los lazos: ni fidelidad al Rey ni a la Constitución

El presidente de la Generalitat toma posesión del cargo ante el adusto rostro del ministro Fernández Díaz

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Carles Puigdemont ya es presidente de la Generalitat. Este martes ha tomado posesión del cargo. Se trata del noveno presidente de la Catalunya contemporánea. Y lo ha hecho evidenciando el distanciamiento enorme que se ha producido entre una parte de Cataluña y el resto de España: sin prometer fidelidad al Rey ni a la Constitución. Es como si Cataluña no tuviera ningún vínculo con España, y llega, efectivamente, después de que el Jefe del Estado no recibiera a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, para anunciarle el nombramiento de Puigdemont.

Lo que ha hecho Puigdemont lo ha pactado, precisamente, con Forcadell. Hasta ahora la fórmula era siempre la misma: «¿Promete por su conciencia y su honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de president de la Generalitat de Cataluña con fidelidad al Rey, a la Constitución, al Estatut de autonomía y a las instituciones nacionales de Cataluña?».

Eso era lo habitual. ¿Y ahora? Forcadell le ha pedido a Puigdemont si prometía «fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por su Parlament». Es decir, no hay otra legitimidad del poder, para Puigdemont, que la del «pueblo de Cataluña».

No a la independencia «de cualquier forma»

Los rostros del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y de la delegada del Gobierno, Llanos de Luna, evidenciaban una enorme incomodidad. Serios, han aguantado toda la ceremonia, en la que Artur Mas se ha despedido, brindando sus mejores deseos al nuevo presidente.

Puigdemont ha querido, sin embargo, mostrar temple al señalar que estatá pendiente de que el proceso soberanista «no se haga de cualquier manera», con su compromiso de que «se hará bien». Eso responde al mantra del soberanismo según el cual Cataluña no se saltará ninguna ley, sino que cumplirá, poco a poco, con las leyes que se aprueben en el Parlament, con las que se iniciará «la desconexión con España». Es el latiguillo que repiten los dirigentes de Junts pel Sí, con la idea de que deben hacer «pedagogía» para ampliar la base del independentismo. 

España ahoga a Cataluña

Pero, acto seguido, Puigdemont, un independentista desde siempre, ha afirmado que Cataluña «se siente ahogada, financiera y políticamente, y desamparada por el Estado español».

Fernández Díaz aguantó el chaparrón. Incluso departió con otros asistentes en la plaza Sant Jaume, pese a los gritos y pitos de unas docenas de ciudadanos que no quisieron perderse el nombramiento en el Palau de la Generalitat.

El Gobierno de Mariano Rajoy, a pesar de estar en funciones, insiste en que vigilará todos los pasos que dé Puigdemont, y que aplicará la ley en cada momento.

Puigdemont nombrará este miércoles a los consellers de su nuevo Govern, con la idea de iniciar ya la hoja de ruta soberanista, mientras prosiguen las negociaciones en Madrid para lograr un pacto que posibilite un nuevo Gobierno en España.

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