Pablo Iglesias se queda solo en su guerra con Amancio Ortega

Iglesias guarda silencio mientras el Gobierno al que pertenece, incluida Yolanda Díaz, y sindicatos agradecen el papel de Inditex en la crisis del Covid-19

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Pablo Iglesias, secretario general de Podemos y vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales del Gobierno de Pedro Sánchez, se ha quedado solo en su particular batalla contra Amancio Ortega, el fundador de Inditex. Por lo menos, mediáticamente hablando. El dirigente político siempre ha sido crítico con el empresario gallego, al que ha usado, en numerosas ocasiones, para ejemplificar las ventajas fiscales que, a su juicio, reciben en España los multimillonarios. No obstante, el papel que está desempeñando la firma textil en la crisis de Covid-19 y, especialmente, el hecho de que esta semana haya anunciado que desiste de su intención inicial de aplicar un ERTE para 25.000 trabajadores de tienda, ha decantado la balanza del lado de quien es, según Forbes, la sexta fortuna mundial.

Esta semana, Inditex ha recibido el reconocimiento público tanto de la parte social –en una reciente entrevista, Pepe Álvarez, el secretario general de UGT, indicaba que la empresa ha sido “ejemplo de compromiso”– como del propio Gobierno central. El jueves, la portavoz del Gobierno, la socialista María Jesús Montero, agradeció “el esfuerzo y la responsabilidad” de la compañía. Pero, además, evitó pronunciarse sobre una eventual subida de impuestos a los millonarios del país debido a la crisis económica en la que derivará el coronavirus, una demanda histórica de Podemos y de Iglesias en particular, planteada ya en el programa de coalición y que, ahora, a tenor del silencio de la ministra de Hacienda, parece perder fuerza.

No obstante, de todas las declaraciones por parte del Ejecutivo, la que más llamó la atención a este respecto fue la de la ministra de Trabajo, la gallega Yolanda Díaz. Miembro de Esquerda Unida y muy próxima a Iglesias, la dirigente indicó que la decisión de la textil de descartar el ERTE en su plantilla, a pesar de tener todas sus tiendas en España cerradas, es “un ejemplo para el resto de empresas del país”. Además, en el marco de una entrevista con RNE, la política se reveló como consumidora de productos de Zara.

El reconocimiento público de la actuación del grupo textil ha sido aprovechado por los críticos a Iglesias para cargar contra él en redes sociales, mientras que, de momento, el vicepresidente guarda silencio sobre el asunto.

La batalla de la reputación

Inditex tiene claro que uno de sus principales riesgos como multinacional es el reputacional. En sus últimas cuentas anuales presentadas ante la Comisión Nacional de Valores (CNMV), las correspondientes al ejercicio 2019, la compañía repasa “los principales riesgos e incertidumbres” que, en caso de producirse, podrían “afectar negativamente al cumplimiento de los objetivos de negocio”. Entre los mismos, la dueña de Zara llama la atención sobre los riesgos de “reputación”. “Son aquellos que influyen directamente en la percepción que de Inditex tienen sus grupos de interés (clientes, empleados, accionistas y proveedores) y la sociedad en general”, especifica. “Derivan de la posibilidad de una inadecuada gestión de los aspectos relativos a la ética corporativa, la sostenibilidad social y medioambiental, la responsabilidad por la salud y seguridad de los productos, la imagen corporativa del Grupo, también en redes sociales, así como cualquier otro potencial incumplimiento normativo o de buenas prácticas que pudiese tener efecto en la reputación de la organización”, indican.

El comportamiento que la firma adoptase durante la crisis del Covid-19 podría ser decisivo a la hora de definir su reputación. No obstante, su papel –fundamental según el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo– en la consecución de material sanitario para España, unido al hecho de que que su principal accionista, Amancio Ortega, lleva donados más de 63 millones de euros contra el virus, parecen cualquier sombra de ese riesgo. 

Dos noticias enfrentadas

El pasado 17 de marzo, Inditex hizo públicos sus resultados correspondientes al ejercicio fiscal 2019. Como todos los años, marcó récord y arrojó un beneficio de 3.639 millones de euros, un 6% más. Ese día, además de las cifras astronómicas, dos noticias saltaron a la palestra. Los sindicatos anunciaron que la multinacional les había indicado su pretensión de acometer un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de fuerza mayor en la que la compañía se comprometía a abonar a los empleados afectados la diferencia hasta llegar al 100% del salario habitual. Pero también ese día, mediante un comunicado, la textil especificaba que ponía a disposición del Gobierno de España toda su capacidad logística y su extensa red de proveedores asiáticos para facilitar la entrada en el país de material sanitario. 

Esas dos noticias fueron usadas tanto a favor como en contra del empresario. Mientras que una iniciativa en Change.org solicitaba adhesiones para proponer a Ortega como futuro premio Príncipe de Asturias de la Concordia, también había quien afeaba a la compañía su pretensión de acogerse a un ERTE habiendo firmado beneficios millonarios y contando con una caja, posición financiera neta, de más de 8.000 millones de euros. Entre los mayores críticos destacaba otro hombre de confianza de Iglesias, Juan Carlos Monedero, que protagonizó una agria polémica en redes sociales al respecto. 

La balanza, a favor de Inditex

No obstante, la polémica fue superada por los números. A través de su gran corredor logístico, desde el inicio de la crisis del Covid-19, aviones fletados por la compañía han descargado en el aeropuerto de Zaragoza (situado al lado de uno de sus principales centros logisticos en España) millones de unidades de material sanitario. Un material donado en ocasiones por la propia compañía pero también pagado por el propio Gobierno y otras empresas. En tan solo diez días, y según los últimos datos públicos, Inditex trajo a través de su corredor con China 35 millones de unidades de material de protección contra el coronavirus. 

Al margen de esto, la compañía informó de su compromiso de adquirir de forma individual material por valor de 25 millones euros.  

El ERTE que no fue

Pero, el golpe ‘reputacional’ definitivo llegó esta semana. A pesar de que en marzo mantenía cerradas prácticamente la mitad de todas sus tiendas en el mundo (3.785 en 39 mercados) y que sus ventas a tipo de cambio constante retrocedieron un 24% entre el 1 y el 16 de ese mes, la compañía decidió recular en su intención de acometer un ERTE a partir del 15 de abril. Mediante un escueto comunicado, los de Pablo Isla indicaron que Inditex, al menos este mes, sufragará con recursos propios los salarios de toda su plantilla en España, también la de las tiendas. El anuncio fue seguido de una cascada de reconomientos, entre ellos, los del propio Gobierno Sánchez.

El actual silencio del líder de la formación morada contrasta con las declaraciones hechas días antes de las elecciones general del 8N. Entonces, el político indicaba en un programa de televisión, a respecto de las donaciones de Ortega, que «España no es una república bananera ni una dictadura que dependa de que un señorito venga dando cosas». «Es como si vas a cenar y decides que no vas a pagar la factura, pero que vas a dar diez euros en propina para tener contento al camarero. Pues Amancio Ortega no paga los impuestos como el resto. Utiliza mecanismos legales, pero injustos. El año pasado facturó 1.600 millones de euros en dividendos y solo pagó un 5 % de impuestos. 80 millones, cuando cualquier ciudadano hubiera pagado unos 320-340 por esa cantidad», dijo.

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