Los renglones «quemados» del Plan Forestal

La política de la Xunta hacia el monte, con su revisión en "stand by", parte de un suspenso general al anterior plan forestal

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El nuevo Plan Forestal que la Xunta preveía aprobar antes de final de año y que ahora parece de nuevo en el cajón parte de un suspenso generalizado a la anterior estrategia para el monte, que data nada menos que de 1992. Y es que las directrices del nuevo plan, el que ahora semeja paralizado, datan de 2015, y son fruto de parte de las aportaciones del sector. En ellas, la crítica al anterior plan es evidente.

No hace falta recabar los informes del Consello de Contas para hacer acopio de crítica hacia la política forestal de la Xunta. Basta con repasar las líneas maestras del teórico nuevo plan, en un documento relevador fruto de cierta participación del sector. El documento final de propuesta de directrices para la Revisión del Plan Forestal de Galicia, que así se llama la iniciativa, considera que en Galicia basta con la superficie de monte actual, esos dos millones de hectáreas.

El escenario

 Sin embargo, considera que se debe aumentar la superficie arbolada actual, de 1,4 millones de hectáreas. A su vez, la superficie no arbolada se debe poner en valor incrementando la producción de pastos y forrajes en el monte. Hasta aquí, la pista para correr. También señala que se debería mantener e incluso reducir la superficie arbolada ocupada por el eucalipto, «siempre de acuerdo con las necesidades de la industria», explican. Esta propuesta recibió votos particulares tanto de Ence como de la asociación de empresarios de primera transformación de la madera de Lugo.

¿Y lo que queda del anterior plan? Pues casi todo es negativo si se atiende al grado de su cumplimiento. En síntesis, «la percepción del grado de cumplimiento del Plan Forestal de Galicia es muy baja», dice el documento, aunque determinadas cuestiones son valoradas y, de acuerdo con una encuesta entre el sector incorporada a las directrices, se consideran algunos puntos estratégicos como «cumplidos». Entre ellos, la creación de los estudios universitarios forestales, la puesta en marcha del Centro Tecnológico de la Madera, el desarrollo de los distritos forestales y la formación profesional del sector. Nada más.

Más suspensos

Entre las asignaturas pendientes del anterior plan, precisamente, se encuentra la consolidación de un servicio profesional y comarcalizado de defensa contra los incendios forestales. Entre los suspensos también se recoge la falta de creación de mesas sectoriales y del necesario control y seguimiento periódico de las ayudas y subvenciones públicas.

El buen funcionamiento de los distritos forestales también brilla por su ausencia entre las valoraciones recogidas, que lo incorporan como una tarea pendiente, así como la creación de una red de parques forestales periurbanos. Otra de las lagunas detectadas en el anterior plan es la falta de implantación de un modelo mixto entre las asociaciones forestales y la concentración parcelaria para mejorar la estructura de la propiedad del monte entre particulares. Todo son pistas de lo que debe ser una política forestal seria. ¿Se incorporarán estas tareas pendientes al nuevo plan?

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