Domingo negro: el fuego mata en Galicia

Tres personas fallecen en un domingo trágico, con 125 incendios registrados; las llamas calcinaron casas y cientos de personas tuvieron que ser evacuadas

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Galicia vivió otra jornada trágica. Ya no por el volumen de hectáreas calcinadas, más de 4.000, sino porque el fuego mató. Dos personas fallecieron en el incendio de Chandebrito, en Nigrán (Pontevedra), cuando su furgoneta quedó cercada por las llamas, una imagen que recuerda a los trágicos sucesos de este verano en Portugal, donde, al igual que en Asturias, se vivió un domingo negro.

Otra persona de avanzada edad falleció en Abelenda, en Carballeda de Avia (Ourense), al tratar de sofocar las llamas que amenazaban su casa, según las primeras hipótesis. Su cuerpo fue hallado en un galpón, detrás de la vivienda. En esa misma localidad, según informó el alcalde, Luis Milia, buscaban esta madrugada a dos vecinos desaparecidos.

Los datos de Medio Rural indican que Galicia lidió con 125 incendios activos este domingo, algunos heredados de la “intensa” actividad incendiaria de los días precedentes, viernes y sábado. Lo hizo en las peores condiciones posibles, en medio de la sequía y, por lo tanto, con baja humedad; con temperaturas próximas a los 30 grados y rachas de viento que propagaban las llamas a gran velocidad.

 

 

Los daños son enormes. El fuego golpeó desde el paraíso natural de los Ancares hasta el casco urbano de Vigo, donde los ciudadanos, baldes de agua en mano, salieron de sus casas a apagar el fuego. La escena se repitió en otras localidades, como en Baiona. El humo cubrió la ciudad olívica, que estuvo cercada por los numerosos incendios registrados en la provincia.

Esta madrugada continuaban bajo la amenaza de focos 17 núcleos de población: Monforte, Friol, Negreira, Nigrán, Lobios, Cervantes, Paderne de Allariz, Baiona, Chandrexa de Queixa, Baños de Molgas, Ponteareas, As Neves, Salvaterra de Miño, Gondomar, Cervantes y San Cristovo de Cea.

La situación fue tan dramática que el propio Núñez Feijóo recordó a los ciudadanos que era más importante salvar la vida que las casas. El Concello de Vigo pidió a los vecinos de núcleos apartados o rurales que abandonasen sus viviendas si tenían el fuego cerca y se desplazasen hacia el centro urbano. Varios viales, como la A-52 o la AG-57, estuvieron cortadas al tráfico.

 

 

La Xunta movilizó “todos los medios disponibles” y la UME desplegó 600 efectivos para actuar en Asturias, La Rioja y Galicia. El avance de las llamas fue incontrolable. Fue necesario desalojar los núcleos de Vincios, Devesa y Sobreira, en Gondomar; lo mismo sucedió en dos poblaciones de Os Ancares. También hubo desalojos en Coruxo o en Ponte Caldelas. El fuego llegó a las casas en Melón y As Neves. En Silleda, calcinó granjas.

Feijóo reconoció que la situación era “crítica” por las condiciones climatológicas y cargó con dureza contra “la actividad incendiaria homicida”. El presidente de la Xunta dijo que era la situación más complicada en una década debido al tiempo seco y las fuertes rachas de viento. «Sabemos apagar fuegos en condiciones adversas, pero estas condiciones todas juntas no las habíamos vivido en la última década», dijo. En 2006 se vivió la gran ola de incendios de la primera quincena de agosto, con cerca de 80.000 hectáreas quemadas.

La oposición recordó a Feijóo las críticas que realizaba entonces contra el bipartito, así como los 436 brigadistas que fueron excluídos del operativo contra incendios hace quince días, tras trabajar durante la temporada de verano. 

Pasadas las tres de la madrugada, una fina lluvia descargó sobre A Coruña, Pontevedra y Ourense, lo que podría facilitar las tareas de extinción.

 

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