Muñoz Machado: «La Constitución debe reformarse para atender la singularidad de Cataluña» 

El académico ve inviable una declaración de independencia sin que otros estados la reconozcan

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El auditorio de la emblemática torre Agbar de Barcelona lleno. Pocas sillas sin ocupar. ¿El motivo? El catedrático y académico Santiago Muñoz Machado, que se ha convertido en un referente del nuevo federalismo en España, procedía a explicar su visión ante la posibilidad o no de una Cataluña independiente, así como del enfrentamiento entre el gobierno catalán y el central sobre dicho asunto.

Ha sido casi al final de su intervención cuando, sin tapujos, ha dejado clara su postura en este tema. «Postulo que se haga una reforma del Estatuto catalán que contemple los deseos de organización, financiación y competencia, es decir, una norma que pueda resultar compatible con la Constitución, o bien que se reforme la Constitución y que recoja el régimen singular de Cataluña».

El Estatuto, una primera solución

Pero, antes de llegar a dicha conclusión, y haciendo un largo repaso de la historia de España y, por ende, de Cataluña, Muñoz Machado ha intentado explicar cuándo nace la autodeterminación interna en clave catalana que, a posteriori, ha evolucionado hacia una autodeterminación externa, es decir, la separación de un territorio.

En su retrospectiva, ha hecho especial hincapié en el primer Estatuto de autonomía de Cataluña. «Fue una solución –admirable y original– pensada específicamente para Cataluña, pero no para extenderlo al resto del país», ha subrayado el también escritor y autor de varios ensayos. Sin embargo, después, con el Estatut de autonomía de 2006, según Muñoz Machado, se incurrió en algunos errores técnicos al incorporar determinaciones propias de una Constitución.

El derecho a decidir

Su posterior impugnación por parte del Tribunal Constitucional, asegura el catedrático, no llevó a otra cosa que a una situación política de disgusto y de quebranto que todavía, a día de hoy, se arrastra. Por ello, se produce un salto hacia adelante con el derecho a decidir. «Es la nueva forma de expresar el deseo de autodeterminación. Desde un punto de vista político se puede pedir hasta el arcoiris si uno quiere, sin embargo, se trata de un derecho que es conceptualmente incompatible con la Constitución y que, por tanto, obligaría a reformarla», subraya.

Muñoz Machado ha querido, sobre todo, poner de relieve que los casos de Quebec, Escocia e incluso Kosovo no son comparables con el de Cataluña. «Declaraciones de independencia no creo que vayan a existir nunca. No creo que veamos a un presidente en el balcón diciendo que Cataluña es independiente. Es una cuestión de hecho. Un Estado es independendiente cuando los otros estados lo reconocen», asegura.

Sin soluciones a la vista

No obstante, explica este miembro de la Real Academia Española, de momento no se vislumbran soluciones al conflicto catalán por culpa, en parte, de un Gobierno central al que ha calificado de «impasible». Pero Muñoz Machado no se rinde y asegura que en algún momento habrá que encontrar una solución.

«No se puede vivir así. La impasividad del Gobierno central se tendrá que romper en algún momento. Miremos los últimos 300 años en los que el Estado y Cataluña se han conllevado e inventemos ahora fórmulas para solucionar el enfrentamiento. Soluciones para toda la vida no existen, pero se pueden formalizar pactos jurídicamente. Es necesario que se estudie, con seriedad, la reclamación que hace Cataluña en cuanto a las organizaciones institucionales, los poderes y las relaciones con el Estado», añade.

Según este catedrático, la solución ya está inventada y se trata de un pacto, que de momento no está en el horizonte, y que puede llamarse Estatut o de cualquier otra manera.

La carga política del Constitucional

Muñoz Machado, además, no ha negado la carga política del Tribunal Constitucional en relación al Estatut. Ha sido crítico al respecto. «Creo que el Constitucional no debería estar para esas cosas. Le pusieron delante una bandeja incomestible. La justicia no sirve pera resolver conflictos políticos. Es una pretensión ingenua. Para eso está la poltíica o el Ejecutivo», ha detallado.

Asimismo, se ha mostrado rotundamente contrario a un determinado tipo de jueces. «Hay una cosa pésima para la justicia que son los jueces mediáticos. La peor forma de corrupción institucional son los jueces que se aprovechan de la jurisdicción y se posicionan en situaciones sociales que no les pertocan y están en sitios en los que no deberían estar», ha sentenciado. 

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