Los tres bueyes que tiran del proceso en Cataluña y sus diferentes intereses

Artur Mas vuelve a la escena tras el juicio del 9N, y junto a Oriol Junqueras y las entidades soberanistas buscará cómo redefinir la relación política con España

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¿Quién tira del carro del proceso soberanista en Cataluña? En los últimos meses se ha evidenciado diferentes intereses entre los principales actores, que buscan una salida al conflicto en el que ellos mismos se han instalado. La hoja de ruta ha ido variando, y el anuncio del presidente Carles Puigdemont es que, como muy tarde en la segunda o tercera semana de septiembre, se convocará un referéndum «vinculante», que será el precedente de unas elecciones constituyentes. Pero, ¿quién influye en ese proceso, y qué se juega realmente, o con una batalla también de carácter ideológico con el objetivo de alcanzar el poder? Hay tres bueyes principales, y otros colaterales, como la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Artur Mas, Puigdemont y el PDECat

La figura del ex presidente de la Generalitat ha cobrado protagonismo. Ha vuelto a la escena, y en gran medida estaba descontado, con el juicio del 9N. Pero la forma en la que se ha desarrollado el juicio, con una gran transparencia por parte del fiscal Sánchez-Olled, ha permitido a Mas un enorme altavoz que le ha servido para dos cuestiones: no queda claro si existen elementos concretos para condenarlo, a él mismo y a las ex consejeras Irene Rigau y Joana Ortega, —la justa de fiscales catalanes no consideró que hubiera causa, justo después del 9N, y el caso lo puso en marcha la Fiscalía del Estado, tras la dimisión del propio fiscal, Eduardo Torres-Dulce— y se alza como portavoz político de una parte importante de la sociedad catalana que simpatiza con el soberanismo sólo si es conducido por ese centro-derecha que había representado la ex CiU. Para esos sectores sociales, la figura de Mas sigue siendo un valor.

Puigdemont lo sabe y él mismo evidenció, este viernes en el Palau, que debía haber cogido a Mas el juicio del 9N como presidente en activo, si la CUP no le hubiera vetado en enero de 2015. El PDECat lucha por mantener un espacio en la política catalana, pero no tiene un liderazgo claro, después de comprobar que Puigdemont no quiere ser candidato a la Generalitat. Con Mas al frente, sea o no inhabilitado, el PDECat se siente más seguro para seguir el camino del proceso soberanista, y plantearse, seriamente, la posibilidad de convocar el referéndum e ir a las elecciones.

Oriol Junqueras, y el espacio de izquierdas catalán

En los últimos meses, el presidente de Esquerra Republicana y consejero de Economía de la Generalitat, ha mantenido un perfil muy discreto. Tiene una obsesión, que es la de su propio partido: aparecer como una fuerza política capaz de gobernar, con buena gestión. Los principales dirigentes de su partido, como Luís Salvadó o Pere Aragonés, están con él en el departamento de Economía. Junqueras mantiene una buena relación con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y se ha creado, de forma implícita el siguiente sobrentendido: habrá negociación, habrá diálogo, cuando gobierne Junqueras en Cataluña, y el Gobierno de Mariano Rajoy llegue a la conclusión de que si se alcanza algún acuerdo, alguien lo defenderá en Cataluña.

Sin embargo, Junqueras no renuncia a la celebración del referéndum. Lo quiere impulsar, y trabaja para ello, aunque se expondrá lo mínimo que pueda. Oficialmente asegura que no le da miedo que le inhabiliten, pero es un político pragmático, sabe que le ha llegado la hora a ERC de gobernar. Esta vez, a diferencia de otras épocas, el partido no presenta divisiones internas.

La ANC, y el Pacto nacional para el referéndum

Las entidades soberanistas pueden jugar un papel determinante en los próximos meses. La ANC está presidida por Jordi Sànchez. Su capacidad de movilización sigue en pie. Pero no tomará decisiones por su cuenta. Espera el momento oportuno, en función de cómo actúen los principales actores políticos, los de Junts pel Sí, el PDECat y ERC. Y también depende de cómo evolucione la CUP, que necesita evidenciar su apuesta inequívoca por el referéndum después de haber apoyado los presupuestos de Junts pel Sí.

Pero los partidos soberanistas confían en el Pacto Nacional por el Referéndum, que ha sustituido al Pacto por el Derecho a Decidir. Lo coordina el ex socialista Joan Ignasi Elena. Se trata de un secretariado de ocho personas, claramente orientados hacia la izquierda, con nombres como Maite Arqué (ex alcaldesa del PSC en Badalona); Francesc Pané (ex diputado por ICV); Itziar González (ex concejal socialista en Barcelona); Jaume Bosch ( ex diputado de ICV); Carme Porta, (ex diputada de ERC); Carme-Laura Gil ( ex consejera de CiU); y Francesc de Dalmases, director de la revista Catalan International View. Lo que defiende este renovado Pacte Nacional es un referéndum «acordado» con el Gobierno español. Por ahora no se mueve de ese principio.

Para el PDECat y ERC ese organismo puede ser muy útil. Puede dirimir, finalmente, que no se convoque un referéndum que no pueda ser acordado, cerrando la vía al referéndum unilateral. De ese modo, ninguno de los dos partidos aparecería como traidor a ojos de los sectores más soberanistas, y se caminaría ya directamente hacia unas elecciones al Parlament, que tendrían el carácter de constituyentes, y que, en función de las mayorías, podrían servir para declarar la independencia desde la cámara parlamentaria.

Ada Colau y el frente de izquierdas

De forma paralela, en las próximas semanas tomará cuerpo el partido de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, con Els Comuns. Se trata de la articulación de un frente de izquierdas que simpatiza con el derecho a decidir, pero no con un referéndum unilateral. Colau, en el último momento, podría ser el cabeza de cartel de su partido, aunque por ahora ese papel se reserva para Xavier Domènech, cada vez con más influencia en el seno de Podemos, como puente entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón.

Lo determinante de Ada Colau es que puede inclinar la balanza para la formación del próximo gobierno en Cataluña. Por ello es sintomático la constitución del Acuerdo de Izquierdas para la República Catalana, integrado por representantes de ERC, CUP, ICV, EUiA, MES o Procés Constituent, y con miembros, a título individual, de Els Comuns o Podemos. Esta entidad defiende abiertamente el referéndum como «vía necesaria para alcanzar la república catalana». ¿Puede ser un precedente para un gobierno netamente de izquierdas en la Generalitat?

Esos son los bueyes del proceso soberanista, los que tirarán del carro en los próximos meses. La inmediata estación es en Madrid, el 27 de febrero, cuando el ex consejero de Presidencia, y diputado en el Congreso, Francesc Homs, declarará en el Tribunal Supremo por el 9N. La otra estación, el próximo juicio a Carme Forcadell, la presidenta del Parlament.

El soberanismo calienta motores, rumbo al verano, o como mucho, a septiembre, tras la Diada del 11 de septiembre.

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