Los barrenderos de Madrid ponen el grito en el cielo por los liberados sindicales

Los trabajadores de base cargan contra los más de 20 liberados que están dedicados en exclusiva a gestiones y negociaciones colectivas. Entre sus privilegios --denuncian-- se encuentra el fácil enchufe de familiares en las subcontratas

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Con los brutales recorte de plantilla y salarios, la piel de los barrenderos de Madrid es cada vez más fina. En cuatro años, han pasado de 8.000 a más de 6.500. Tal vez por ese motivo muchos de ellos comienzan a denunciar situaciones que hasta ahora nunca habían sido cuestionadas. Y una de ellas es el estatus y los privilegios de los más de 20 liberados sindicales.

Son barrenderos como el resto de sus compañeros, pero algunos de ellos llevan más de 25 años sin barrer una hoja. Cobran como el resto, pero no saben lo que es montarse en un camión de basura y seguramente ya se olvidaron de cómo se vacía una papelera.

La gran mayoría de los liberados sindicales pertenecen a los dos grandes sindicatos: UGT y Comisiones Obreras, aunque CGT, el sindicato que también critica los privilegios de los grandes cuenta con, al menos, un barrendero liberado sindical.

La «casta sindical»

La figura del liberado sindical está designada para que un grupo de trabajadores se dedique a tiempo completo a trabajar para resolver los problemas de los trabajadores. Pero los nuevos sindicatos relacionados con el 11M también han cuestionado las prácticas que consideran propias de la «casta sindical», en boca de los propios denunciantes. Las quejas surgen: ¿por qué son los mismos liberados desde hace más de 20 años? ¿Por qué no hay relevo y esas tareas de representación no se transfieren?

Los críticos con los liberados sindicales lo tienen claro: esta especie de privilegiados usan su poder como negociadores para proteger sus puestos y colocar a sus familiares en las empresas con las que negocian. Y, según los datos aportados, los pequeños sindicatos y los trabajadores de base no hacen críticas huecas.

Los enchufes

Una liberada sindical de UGT (C.T.A),  ha visto cómo su hermano (A.T.A) ha sido incorporado por la UTE de Servicios Madrid 4 el 9 de octubre pasado en un contrato de tres años, según ha podido comprobar este diario.

Los apellidos en las nueva contrataciones –muchas ellas ejecutadas incluso en pleno ERE cuando no se pueden contratar nuevos trabajadores salvo para sustituir a jubilados– suelen repetirse en las empresas contratadas.  

No es el único caso. Numerosos trabajadores de la recogida de basuras llevan el apellido Rollón. Y muchas son las suspicacias que apuntan a que parte de Julián Rollón, liberado sindical y José María Rollón, en el comité de empresa en representación de UGT, según explican los trabajadores.

«Las empresas contratan a hermanos y familiares de los liberados sindicales. Es un asunto conocido por todos, al igual que inspectores municipales que son los responsables de poner sanciones a las empresas que no cumplen con su trabajo y que terminan metiendo a familiares en estas empresas», explica conductor de camiones de recogida y portavoz del sindicato CGT Recogida de Basuras de Madrid Capital.

CSIT, Somos Sindicalistas y el sindicato Co.bas se han cargado contra el comportamiento de lo que llaman como «sindicatos de clase». CCOO y UGT defienden la figura de los liberados sindicales quienes –aseguran– trabajan incluso más horas que sus compañeros que barren las calles y recogen la basura.

Aseguran que sólo trabajan por el bien de sus compañeros trabajadores, esos que han tenido que sufrir ERE, ERTE y rebaja de salarios.

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