Las mareas municipales cumplen un año de tira y afloja con el PSdeG

Martiño Noriega abre la puerta del Gobierno a socialistas y BNG; Xulio Ferreiro lamenta los "obstáculos" y "zancadillas" de PP y PSOE

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Hace un año, el 20 de mayo de 2015, las llamadas mareas, candidaturas de unidad popular que se presentaron en las ciudades gallegas, dieron la sorpresa, consiguiendo representación en los siete concellos y arrebatándole el gobierno al PP en A Coruña, Santiago y Ferrol.

Mayoría sí, pero no absoluta, un escenario que hasta ahora era equivalente en Galicia a Gobiernos de PSOE y BNG, pero que con la irrupción de los nuevos partidos dio lugar a nuevas alianzas que todavía buscan el punto de equilibrio en la batalla del lado izquierdo del tablero.

Marea Atlántica, Compostela Aberta y Ferrol en Común avanzan en la acción de gobierno entre tensiones con su socio preferente, el PSdeG, que ve amenazada su hegemonía en la izquierda y afila los dientes ante las próximas citas electorales.

Tensiones para sacar adelante los presupuestos, discrepancias para reformar los tributos, desplantes en los plenos… incluso en Ferrol, donde los socialistas forman parte de la coalición de gobierno, la relación de los socios estuvo a punto de acabar en ruptura.

Invitación a PSdeG y BNG en Santiago

«Es muy complicado ampliar la acción de gobierno a otras fuerzas políticas cuando éstas necesitan diferenciarse en todos los procesos electorales que se están dando», explica Martiño Noriega, alcalde de Santiago, en declaraciones a Europa Press, que ha entrevistado a los nuevos regidores surgidos de las pasadas municipales.

La propuesta de Noriega para ganar estabilidad es abrir el gobierno a nuevos socios, es decir, a BNG y PSdeG. «Creo que esa vía no se puede dejar de explorar y, de hecho, tengo una conversación pendiente con el PSdeG y he hablado también con el BNG para abrir la posibilidad de que en un determinado momento se puedan incorporar a la acción de gobierno», señala, sabiendo que los socialistas descartaron esta posibilidad.

El partido socialista «siempre fue muy claro en una posición de no entrar en el gobierno». «Las conversaciones a tener con ellos buscarían más una estabilidad en lo que es la acción de gobierno vía plenaria, en base a acuerdos concretos, porque su portavoz no deja de explicitar que no es su voluntad. Dicho esto, es una conversación pendiente», resuelve el alcalde de Santiago.

La herencia del PP

Si echa la mirada atrás en estos meses, Noriega concluye que ha sido «un periodo muy intenso» y que «ha permitido poner en marcha políticas que, de alguna manera se acabarán visualizando de manera completa a lo largo de la legislatura». «Siempre he fiado la acción del gobierno al conjunto de la legislatura», agrega.

«Ha sido un año que ha permitido desbrozar determinadas herencias y lanzar políticas vinculadas a los nuevos presupuestos, que ya están aprobados y una serie de medidas que ya se adoptaron y que espero que se acaben visualizando en los próximos meses y años», defiende Noriega.

En este sentido, considera que Compostela Aberta está siendo blanda con la herencia recibida, arma fundamental de todo nuevo gobierno. «La ciudad tiene un grado de deterioro en su mantenimiento muy elevado, los informes técnicos hablan de un déficit de inversión en el mantenimiento de la ciudad de 5 millones de euros y nos parece que se hace ver que los problemas de la ciudad tienen que ver con los últimos 11 meses, cuando se duplicaron fondos y se está haciendo un esfuerzo», reflexiona.

En A Coruña pecaron de exceso de confianza

Los problemas de Noriega no son distintos a los de Xulio Ferreiro, que admite sin tapujos que Marea Atlántica se equivocó «al confiar en exceso en la buena voluntad de otros grupos para llegar a acuerdos», como evidencian, a su juicio, las discrepancias surgidas para la aprobación del presupuesto para este año.

Ferreiro califica de «difícil» la relación con el grupo municipal socialista y denuncia «obstáculos y zancadillas» por parte de PP y PSOE. «A veces tengo la sensación de que algún sector del PSOE, otros quizás no, se entiende mejor con la derecha que con nuestro espacio político», añade, tras el apoyo de éstos a las enmiendas del PP a los presupuestos y el respaldo de este grupo a la de los socialistas. Las críticas de Méndez Romeu o Abel Caballero no ayudan nada a templar los ánimos.

Pese a todo, el alcalde coruñés defiende que están «cumpliendo» su programa. «Con un porcentaje mucho mayor del marcado por nuestros predecesores», señala, al remarcar que un tercio de las medidas que estaban en su programa están «cumplidas».

Polémicas «mediáticas»

En Ferrol también hubo tensiones hasta el punto de que Ferrol en Común puso sobre la mesa la posibilidad de romper el bipartito. Sin embargo, el alcalde Jorge Suárez se muestra optimista. Valora como «más que positivo por el trabajo de los concejales» su primer año al frente del gobierno municipal, en el que ha logrado «revivir muchas áreas que en mandatos anteriores estaban prácticamente desahuciadas, como en viales, y muchas zonas del rural, así como el tema de la Plaza de Armas, o situaciones complejas que no tenían solución, como ordenes de ejecución de muchas viviendas particulares». «Aunque queda mucho por hacer, valoro casi este primer año como de muy positivo», ha dicho.

El también militante de Esquerda Unida asume que en estos meses su gobierno ha cometido también errores y, desde su punto de vista, el más significativo «es la cuenta pendiente de los presupuestos y también las polémicas, más mediáticas que reales, que surgen de un gobierno en coalición, con errores de comunicación. No obstante, el regidor también ha mostrado su «disconformidad» porque el gobierno de Ferrol sea «noticia a nivel nacional por polémicas absurdas como el busto o la bañera».

A remolque del naval

Buena parte del optimismo de Suárez tiene que ver con «las buenas perspectivas de futuro en el sector naval, que pueden devolver a Ferrol a la época de los años 80, cuando esta ciudad contaba con más de 90.000 habitantes y todo era esplendor».

 El alcalde ferrolano se ha marcado como meta para lo que resta de mandato el poner solución a los problemas existentes, como «la pérdida de población, de empleo» o la «pobreza», además de ofrecer «soluciones desde las administraciones a las necesidades sociales de los ciudadanos» y «recuperar el equilibrio urbanístico de la ciudad, con barrios como Ferrol Vello, Recimil o San Pablo y el entorno del Sánchez Aguilera, para crear una ciudad compacta, cohesionada y revitalizada».

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