La historia económica de Galicia salta a la gran pantalla

En apenas cinco años, un puñado de películas de jóvenes cienastas abordan temáticas que van desde las preferentes al contrabando con Portugal, pasando por la vida de Eduardo Barreiros

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Si en el pasado fue la producción audiovisual la que se entremezcló con las grandes empresas y grupos financieros gallegos — con el brazo inversor de Sandra Ortega, Rosp Corunna, y las antiguas cajas como principales exponentes– , es la historia económica de la comunidad la que salta ahora a la gran pantalla de la mano de jóvenes directores.

El estreno comercial de Lobos Sucios es la última muestra de que el cine ha encontrado material para contar historias donde los ciudadanos encontraban un medio de subsistencia. La película dirigida por Simón Casal, hijo de los productores Pancho Casal y Carmen de Miguel, se adentra en la historia de las minas de wolfram que vincularon a Galicia con la Segunda Guerra Mundial, con la extracción del material para el armamento nazi.

El estraperlo, la prisión ubicada junto a las minas en las que se obligaba a trabajar a los presos en lamentables condiciones, la fuga de prisioneros judíos hacia Portugal con ayuda de la Schindler gallega, Lola Touza… todos estos elementos que forman parte de la memoria social desvanecida de la Galicia de los años 40 están incluídos en la película de Casal, inspirada por un documental del mismo título de Felipe Rodríguez Lameiro.

La memoria del wolfram revivió en Galicia también alrededor de las minas de San Finx, que reabrió Incremento Grupo Inversor y que, una vez quebrado el proyecto, pretende reprender Sacyr.

La opera prima de Simón Casal tiene un antecedente televisivo en 2012, cuando llevó a la televisión la historia de Eduardo Barreiros, «el Henry Ford español». El biopic del empresario ourensano que se hizo famoso por la patente para transformar motores de gasolina en diesel fue producida por Continental y Salero Films y recibió un Premio Mestre Mateo a la mejor película para televisión.

Barreiros fue mucho más que un mecánico talentoso. Desde el negocio familiar, una línea de autobuses que tuvo entre sus primeras rutas la de Ourense-Os Peares, el pueblo de Núñez Feijóo, creó un imperio empresarial a base de construir motores, camiones y vehículos industriales hasta que Chrysler se hace con el 100% de su compañía, Barreiros Diésel.

Otra opera prima, en este caso del realizador de Monforte de Lemos, Dani de la Torre, abordó el drama de las preferentes, si bien no en un sentido histórico o documental. El punto de partida de El Desconocido (2015) es la venganza de un inversor que perdió su dinero y que utilizaba un método más propio de Última Llamada o Speed que de las demandas judiciales para reclamar su devolución al director de la oficina bancaria, interpretado por Luis Tosar.

Una película directa que la crítica aplaudió por inteligente, un estilo que explota con reiteración la productora Vaca Films, en la que encontramos a un banquero presionado convenciendo a clientes para invertir en productos nada seguros.

Antes que El Desconocido y que Lobos Sucios hubo más ejemplos. Mulleres da Raia (2009), de Diana Gonçalves, documental que mereció el máximo galardón de los Mestre Mateo en su categoría contando la historia del contrabando de mercancía y la emigración clandestina entre Galicia y Portugal. El mismo tema que trató O Pisco (2015), en la que participaron los vecinos de Goian en torno al proyecto de Grupo San Roquiño.

En 2012, los hermanos María y Marcos Hervera presentaron Avión, el pueblo ausente, un dedocumental sobre los éxitos y fracasos  la emigración de la localidad ourensana donde veranea Olegario Vázquez Raña y donde se deja ver Carlos Slim.

Sin olvidar que Chévere, grupo de dilatada trayectoria que fue expulsado de Santiago por el dimitido alcalde Conde Roa, fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro en 2014 poco después de presentar la trilogía Citizen, una crítica irónica sobre Inditex y la trayectoria de Amancio Ortega desde su taller de batas hasta el culmen de la globalización.

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