La estafa era tan descarada que el juez exculpó a su autor

El tribunal cree que el denunciante invirtió dos millones de dólares en una operación inverosímil que sólo se justifica por su interés en sacar tajada

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Corrían los últimos días del mes de febrero del año 2001. El abogado y asesor financiero inglés, Joseph Graham, le entregó a un conocido suyo, el administrador de la empresa catalana, Biosphere Controle SL, Jaques Lucien Milliet, un cheque por valor de dos millones dólares. 

Hacía poco que ambos se habían conocido. Lucien precisaba ese dinero con urgencia para avalar una operación que a todas luces iba a resultar poco menos que el negocio del siglo. Según explicó Lucien a su reciente conocido, con ese aval y de la mano de la compañía de seguros Zurich, pondría en marcha una maquinaria financiera para conseguir, a corto plazo, más de cuatro millones de dólares de beneficio. 

Sentencia pionera 

Según el texto de esta pionera sentencia dictada hace una semana por la sección quinta de la Audiencia de Barcelona y a la que ha tenido acceso Economía Digital, Lucien «le ofreció a Joseph Graham que si éste entregaba a Biosphere Controle SL los expresados dos millones de dólares, a cambio, al cabo de un mes, le devolvería la expresada suma y, además, les entregaría otra suma por importe de cuatro millones. Graham accedió y a cambio recibió, en garantía, dos cheques contra una cuenta en el BBVA con fecha datada a 31 de marzo por valor de cuatro millones». 

Trascurrido ese tiempo, y cuando Graham se dispuso a cobrar, se quedó literalmente compuesto y sin dinero. Lucien se había gastado aquellos dos millones de dólares. Fundamentalmente había troceado esa suma y la había repartido a amigos y colaboradores que a su vez y habían realizado distintas inversiones con desigual fortuna. 

El fiscal pedía 10 años de cárcel

Graham, indignado, se querelló por estafa, falsedad y blanqueo de capitales contra Jaques Lucien y sus amigos. Pedía para cada uno de ellos (ocho imputados en total) casi diez años de cárcel.

Han pasado 15 años desde que el juzgado de instrucción número 19 de Barcelona admitiese a trámite la querella. Finalmente, y tras insufribles dilaciones a causa de la consabida burocratización de la justicia, a principios de este años se celebró el juicio y, hace una semana, se ha notificado la sentencia. 

El tribunal tiene la convicción de que la persona víctima de esta estafa se acerca más a la figura del listillo, que quiere hacer duros a cuatro pesetas que a la del pobre dignificado, víctima del engaño de un «delincuente sin escrúpulos».

Los argumentos para desenmascarar al listillo

Y lo argumenta jurídicamente de esta forma tan concisa: «De todo lo visto durante el juicio concluimos que no se ha dado engaño bastante por las siguientes razones: la victima es abogado y asesor financiero, por lo tanto, una persona con unas capacidades intelectivas y de formación superiores a la media de la población; la operación le fue propuesta (Luicien) a Joseph Graham cuando, con anterioridad no había hecho negocios de ningún tipo; la operación de préstamo se hizo sin la asesoría de ningún abogado español; el documento bancario de garantía es ostensiblemente falso; de haber sido cierta la operación, el préstamo que Graham efectuaba de dos millones de dólares habría significado una ganancia del 200% en tan solo un mes, los que supondría un beneficio superior al 2000% anual. Es decir unos beneficios imposibles; y la operación de ser cierta, sería manifiestamente especulativa, por lo tanto, sospechosa».

Estos, entre otros argumentos, esgrime el tribunal para desposeer al denunciante de su papel de víctima y por lo tanto, retirar a los acusados la condición de culpables. «En conclusión –finaliza la sentencia–, nos encontramos ante una supuesto en que un profesional, en el ámbito financiero y jurídico internacional, efectuó una, a nuestro juicio, irrazonable disposición de fondos por una importante suma (2.000.000 dólares) que, de acuerdo con las circunstancias concurrentes y que hemos consignado, lo fue como consecuencia de un engaño burdo e increíble, y sin que, a mayor abundamiento, pueda ser merecedora la operación, y el resultado pretendido por Joseph Graham –la ganancia de 4.000.000 dólares en un mes–, de la tutela y protección de nuestro ordenamiento jurídico penal».

La sentencia absolutoria libera a los hasta ahora acusados de tener que devolver el dinero al cuestionado inversor. 

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