La CUP condena a Artur Mas

La negativa a la investidura fuerza una nueva convocatoria a elecciones

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Y la CUP dijo ‘no’. La reunión del Comité Político de la agrupación anticapitalista destrabó el nudo gordiano que habían creado tras el empate de su asamblea, y decidió que no apoyarán la investidura de Artur Mas como presidente del gobierno catalán.

Tras un empate en la primera votación, la segunda ronda arrojó 36 votos en contra de apoyar a Mas y 30 a favor, además de una abstención. Y la balanza terminó por inclinarse por la postura de abstenerse en caso de realizarse un pleno de investidura.

La CUP pasa el balón

Y como sucedió tras la asamblea de Sabadell del domingo pasado, en la CUP vuelven a pasar el balón a Junts pel Sí. En la conferencia de prensa realizada tras el cónclave de Barcelona, invitaron a JxS a presentar otro candidato en la próxima semana, para evitar tener que ir a elecciones.

Pero si ya durante tres meses esa propuesta caía en un punto muerto, no hay razones para pensar que puede pasar lo contrario. «Si ellos no quieren mover ficha, también deberán rendir cuentas con el electorado», dijo la diputada cupera Gabriela Serra.

Serra admitió que hay descontento en las filas de la CUP por cómo ha derivado la telenovela política de su partido, y el ajustado resultado final de esta tarde. «Es un poco macabra estar contento por esto», apuntó. Y negó que el diputado Antonio Baños haya anunciado su dimisión, como se rumoreaba en las redes sociales.

Decepciones entre independentistas

Las primeras reacciones tras conocer el resultado de la CUP han sido de decepción. La presidente del Parlamento catalán, Carme Forcadell, dijo «siempre he pensado que la CUP ayudaría a hacer realidad el mandato democrático del 27S. No será así. Me he equivocado, y mucho».


También ha pedido perdón Jordi Sànchez, presidente de la Assemblea Nacional Catalana, por haber pedido el voto a cualquier opción independentista

El líder de Esquerra, Oriol Junqueras, salió a enfrentar la decisión de la CUP: «nunca nos cansaremos, nunca abandonaremos, nunca nos rendiremos. No lo hemos hecho nunca. Y nunca lo haremos. ¡Seguimos!», escribió en su Twitter.


Semana crucial para acuerdo…o elecciones

El Parlamento debería reunirse mañana, lunes 4, a realizar el pleno de investidura. Los 62 votos de Junts pel Sí no alcanzan para formar gobierno con mayoría simple. A Artur Mas le hacen falta ocho votos, pero ya se sabe que de ninguna manera PP ni Ciudadanos se los otorgarán. Las negociaciones con el PSC no han prosperado, y Catalunya Sí que es Pot adelantó que no darán sus votos a Mas.

¿Qué opción queda? Técnicamente hay plazo hasta el 10 de enero para investir a un nuevo presidente catalán, pero en los hechos, no se ve más salida que una nueva convocatoria a elecciones.

Un culebrón que seguirá

Así se pone punto seguido a un culebrón político que comenzó el 27S. El único punto en que han coincidido Junts pel Sí y la CUP ha sido en aprobar la resolución de iniciar un proceso hacia la independencia de Cataluña, pese a que en las elecciones ambas agrupaciones tuvieron el 48% de los votos.

Cuando se planteó investir a Artur Mas como presidente, los anticapitalistas dieron su voto negativo en los dos debates de investidura. Ante las presiones, decidieron pasar el balón a sus bases y convocaron a una asamblea el pasado domingo en Sabadell, donde un insólito empate en 1.515 votos dejó el asunto en un punto muerto una semana más.

La paridad del cónclave en Sabadell reflejó la división entre los anticapitalistas. Ayer, las asambleas territoriales debatieron y votaron la propuesta de investir o no a Mas, y también persistía el equilibrio de fuerzas.

Caídos en combate

Quedan varias naves impactadas en esta batalla naval política. El principal herido es Artur Mas. Pocos en Convergència Democràtica de Catalunya creen que Mas pueda sacar más votos que el 27S. La coalición con ERC que dio nacimiento a Junts pel Sí sería una alquimia de difícil combustión: ya se vio en las elecciones del 20D, en que ambos partidos han preferido volver a tomar caminos por separado.

La CUP también queda muy tocada: la división es más profunda entre los que preferían investir a Mas para salvar el proceso soberanista, y los que privilegiaban sus ideales anticapitalistas, y se negaban a investir a Mas por su vinculación con los casos de corrupción y tras varios años de ajustes en la administración catalana.

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