La cara oculta del Comité del PSOE para clavar a Podemos en su sitio

La novedad más precisa en el Comité Federal ha sido la irrupción de Albert Einstein en la sala. La relatividad del tiempo es donde va a desarrollarse la política socialista a partir de ahora con la posibilidad de acercarse a Ciudadanos

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Las semanas parecerán meses y estos, años. Me permito dar un consejo con la información que tengo. A todos los esclavos de la inmediatez les recomiendo que se tomen una tila, y antes de concluir un análisis cuenten millones de corderos, como para conciliar un sueño.

Tampoco sirven las explicaciones simples o instantáneas. Todo será mucho más sutil, y la discreción, que no el ocultismo, será un valor en alza. 

Un calendario muy complejo

La cautela se ha instalado en todas las tribus del PSOE. Independientemente de los esfuerzos de moderación de las partes, en este ajedrez poliédrico de la política socialista, se han aparcado los aspavientos.

Pedro Sánchez está concernido por las fechas. El martes, el Rey recibirá a Mariano Rajoy, que ya no podrá repetir la pirueta de quitarse momentáneamente de en medio. Tendrá que decidir si acepta el reto de intentar la investidura o de si se retira definitivamente de sus pretensiones de formar Gobierno.

Ese es el primer condicionante y el primer plazo al que se enfrenta el secretario general del PSOE.

Confianza quebrada

Pero hay algún secreto más que no es muy visible todavía. Tengo la impresión de que a Pedro Sánchez le ha afectado más de lo que parece la rueda de prensa & provocación de Pablo Iglesias cuando le presentó un trágala de gobierno en el que él mismo se erigía como vicepresidente.

No es tanto lo que dice Susana Díaz, harta de los insultos de Iglesias. Se trata de que la actitud del líder de Podemos le ha situado en la posición de persona no confiable. Se ha producido una quiebra en la confianza entre Pedro Sánchez y el líder de Podemos. Podría decirse que «con esa tropa no se puede ir a ningún sitio».

La posición frente al partido de Pablo Iglesias es que, si es muy difícil negociar con él, mucho más sería gobernar, dada su condición de persona bajo sospecha de carecer de lealtad personal e intelectual.

El PP, estigmatizado por Valencia

La siguiente conclusión de lo ocurrido en el Comité Federal es que se ha descartado por completo cualquier entendimiento con Mariano Rajoy y casi por completo cualquier componenda con otro candidato del Partido Popular.

Los recientes episodios de corrupción, con más de una docena de detenciones en el Partido Popular de Valencia, estigmatizan a este partido en las negociaciones. Por supuesto con el PSOE, pero también la hacen casi imposible con Ciudadanos.

La presión, si es que existiera, en elegir entre Podemos y el PP para formar o permitir un gobierno, se ha esfumado. El coste político de cualquier fórmula en la dirección del PP, es considerado letal por todos los miembros del PSOE.

Todo es demasiado relativo

Sigamos con la relatividad de Einstein no solo en el eje espacio tiempo sino en la cautela con la que tenemos que observar las cosas, que cada vez pueden ser menos lo que parecen.

Me refiero a las reflexiones sobre la percepción que pueden deducirse de las teorías de Beau Lotto, neurocientífico del University College London. Este científico racionaliza la afirmación de que «nada es lo que parece», introduciendo las variables que siembran la duda en la mayor parte de nuestras percepciones por factores muchas veces ajenos a los hechos mismos.

Un reflejo puede hacer confundir el rojo con el amarillo. Aplíquese a la suficiencia con la que pretende Pablo Iglesias el monopolio de la izquierda.

A partir de ahora, todos los integrantes de las disputas y diferencias en el seno del PSOE estarán mucho más preocupados en las consecuencias e interpretaciones de sus posiciones que en la manifestación de las mismas. Tratarán de evitar que, en este mundo líquido de decisiones complejas, que las cosas percibidas por los afectados escapen a una interpretación perjudicial en ese universo de que las cosas no son lo que parecen.

La apuesta de Sánchez

Pedro Sánchez, formalmente, está legitimado por los suyos para seguir o comenzar las negociaciones para formar Gobierno. Y se ha sacado un as de la manga que no está en los estatutos del Partido: la consulta a la militancia.

En este universo de participación abierta como quimera y paroxismo, no hay nada más atractivo que la asamblea permanente. Esa apuesta de Sánchez era imposible de rechazar por los barones y miembros de todas las familias socialistas.

El rechazo a esa propuesta podría ser un boomerang para sus promotores en las próximas primarias, anunciadas y acordadas, para elegir secretario general del partido. Ni un solo movimiento que consagre a Sánchez como víctima de una conspiración de los barones socialistas.

A sensu contrario, Pedro Sánchez ha perdido la batalla para aplazar las elecciones a secretario general del PSOE y al arranque del próximo congreso socialista.

¿Para qué pactar? 

Siguiente novedad. En las negociaciones ya no importa tanto «con quién» sino que lo que cuenta es el «para qué». Esta posición asumida tácitamente por todo el PSOE, releva al género de ciencia ficción las prácticas cotidianas de Podemos.

Si ellos quieren sillones antes que programas, van listos. Si ellos quieren diatribas descalificadoras sobre intenciones ocultas, se van a encontrar, sencillamente, con una oferta de programa de Gobierno que no será asimétrica. Será la misma para todos quienes quieran negociar con el PSOE.

Los números no cierran

Otra novedad de un comité en el que pudiera parecer que no ha sucedido nada, solo porque no permite un titular simplista, es que la aritmética parlamentaria ya no es tan importante. Olvídense de la obsesión por sumar 176 escaños para apoyar un gobierno. Y esto ha ocurrido porque la aritmética tradicional no tiene ninguna posibilidad de avalar un gobierno. Es tarea imposible.

¿A quién compete formar gobierno? 

Siguiente postulado: si se trata de evitar la repetición de elecciones, el PSOE diseña un traslado en la responsabilidad de que no se pueda formar gobierno que hasta ahora recaía en él. Quienes apuntaban al PSOE la culpa de que no pudiera formarse un gobierno, por negarse a ningún tipo de entendimiento activo o pasivo con el PP, ya no podrán seguir enarbolando ese chantaje.

Se ha establecido como una verdad universal, después de los sucesos de Valencia, que este PP, hasta que no se regenere, esta inhabilitado para cualquier forma de ejercicio de Poder.

Ciudadanos vuelve a la escena

Y aquí radica la novedad más importante. Si no puede ser con el PP, Ciudadanos retoma un protagonismo que había perdido y su presencia en cualquier combinación de gobierno se hace imprescindible. Incluso con el PSOE, con o sin Podemos.

Puede llegar el caso de que la oposición, en forma de voto en contra, de los diputados del PP a una propuesta de Gobierno del PSOE con Ciudadanos (130 escaños) sea muy costoso, por el mismo sentido de la responsabilidad que hasta ahora le exigían los mercados y los poderes fácticos al PSOE en relación a su negativa a cualquier tipo de entendimiento con el PP.

Ambigüedad política

Me estoy adelantando mucho. Tal vez en detrimento de mi apuesta inicial por la lentitud y la relatividad en la interpretación de los hechos, «tal y como se perciben» sin tener en cuenta que «pueden parecer lo que no son».

Creo que esta es una explicación compleja. Pero no he encontrado otra forma de analizarla. Lo fundamental es que se queden con el viejo proverbio cubano: ‘desconfía de lo que ves y pon en cuarentena lo que oyes’. Es la única forma de asegurarte que sigues vivo.

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