Iglesias se le juega por Cataluña: «Respetaré la voluntad de los catalanes»

Podemos e ICV-EUiA se comprometen a constituir un grupo propio catalán en el Congreso

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La izquierda española se enfrenta, de nuevo, a la prueba catalana. En la memoria de los catalanes más sensibles todavía resuena la voz de José Luis Rodríguez Zapatero, con aquello de «apoyaré» la decisión que surja del Parlament de Cataluña respecto al Estatut de 2006.

Fue un error de Zapatero, aunque el ex jefe del Ejecutivo español no podía sospechar que los diputados catalanes se lanzaran a una subasta al alza por una de las cartas jurídicas más prolijas del mundo. El hecho es que Pablo Iglesias se arriesga a algo similar.

La decisión de los catalanes

El líder de Podemos estuvo este lunes en Barcelona para presentar el acuerdo con ICV-EUiA de cara a las elecciones generales. Iglesias y Joan Herrera, el dirigente de ICV, acordaron que los diputados que obtengan en Cataluña tendrán un grupo propio en el Congreso, emulando la experiencia del PSOE y del PSC entre 1977 y 1982. En aquel año se truncó, y Ernest Lluch, que capitaneaba el grupo catalán tuvo que aceptar la plena integración en el PSOE tras el golpe de estado de 1981, que provocó un cambio en el reglamento del Congreso, gracias a la colaboración entre los socialistas y la UCD.

Sin embargo, Iglesias, con un cierto complejo, –el terreno de juego lo marcan los nacionalistas, desde los tiempos de Jordi Pujol– fue más allá y emuló a Zapatero. «Me comprometo a respetar la voluntad expresada democráticamente por los catalanes».

La presión soberanista

¿Qué quiso decir? No está claro. El líder de Podemos incidió en que se deberá buscar una «solución jurídica» que sea «operativa» para que, efectivamente, esa voluntad de los catalanes se respete. ¿Pero qué voluntad? 

Podemos no está a favor de una declaración de independencia unilateral del Parlament, y defiende una reforma constitucional, que consiga, también, un mejor encaje de Cataluña. Sin embargo, la ambigüedad en ese terreno es constante, en gran medida porque Podemos vive con temor la presión del mundo soberanista, que pregunta una y otra vez a sus dirigentes si quieren o no una Cataluña independiente.

Iglesias, junto a Herrera y la cúpula de ICV-EUiA, defendió el acuerdo alcanzado, que pasa por construir un estado «plurinacional, el reconocimiento del derecho a decidir de los catalanes, y la defensa de Cataluña como «sujeto político soberano».

 ¿Cumplirá ahora Iglesias con los requisitos que le pide el mundo soberanista, o no será, –como nunca lo es– suficiente?

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