Golpe en la mesa de Pedro Sánchez para maniatar a Podemos

El líder socialista no pactará ni ofrecerá la presidencia del Gobierno a Pablo Iglesias si no retira su propuesta de referéndum para Cataluña y su plan económico expansivo

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La trampa puede ser certera. Pablo Iglesias ha ido estrechando el espacio para que el PSOE caiga en ella con todas las consecuencias. Pero la trampa es también muy evidente, y ha despertado a los socialistas. Con todas las encuestas en contra, aunque los últimos sondeos –Gesop para El Periódico– marcan una cierta recuperación, Pedro Sánchez ha dado un golpe en la mesa para maniatar a Podemos y ha puesto dos claras condiciones para llegar a un acuerdo o para facilitar la presidencia de Pablo Iglesias, dejando claro que tampoco apoyará a Mariano Rajoy.

Sánchez ha protagonizado una campaña electoral con un perfil bajo, con pocas entrevistas en los medios de comunicación, con la sensación de que debía acercarse más al votante de base, con un puerta a puerta que tampoco acaba de tener éxito. Para romper con esa sensación de «inevitabilidad», de que el PSOE se resigna a ser superado por Podemos, Sánchez ha querido dejar en evidencia a Pablo Iglesias, con un objetivo muy claro, según apuntan varios dirigentes: ocupar el centro, «hacerse fuerte» en el centro.

Esclarecer las cosas con el PSC

Cuestionado por su falta de liderazgo, el secretario general del PSOE ha marcado dos fronteras respecto a Podemos: no facilitará la presidencia de Iglesias, ni llegará a un acuerdo con la formación morada, si no renuncia al referéndum en Cataluña y a su plan económico expansivo que podría poner en peligro «el estado de bienestar».

Con ello Sánchez fija posición también respecto a los suyos. La contradicción de los socialistas es que gobierna comunidades autónomas y ayuntamientos con Podemos. Y no es menor el de Barcelona, con la alcaldesa Ada Colau. Por ello, la candidata del PSC, Meritxell Batet, ha defendido ese acuerdo con Podemos, que podría ser el inicio de una gran amistad en la política catalana, con un acuerdo de toda la izquierda. También lo ha defendido Núria Parlón, alcaldesa socialista de Santa Coloma de Gramenet, y ‘ministrable’ en un ejecutivo de Sánchez.

Sin dejar de lado a Ciudadanos

En esa tesitura, Sánchez quiere y no puede. Y lo más prudente, a cuatro días de finalizar la campaña, es esclarecer las cosas. «No ofreceremos apoyo a ningún gobierno del PP, ni a ningún gobierno que fragmente la soberanía nacional o ponga en riesgo la recuperación económica y el estado de bienestar», ha asegurado este lunes en una entrevista en Onda Cero. La idea de Sánchez es lograr una alternativa que cuente con la participacion de Ciudadanos, y a la que se pueda sumar también Podemos.

Esa fórmula, sin embargo, fracasó tras el 20 de diciembre. «Creo que debemos lograr un gobierno lo más representativo posible de las fuerzas de cambio y ésta es y será mi voluntad», insiste Sánchez.

La presión de Iglesias

¿Pero cuál es esa trampa de Podemos, en realidad? El PSOE ni quiere ni puede renunciar a un posible apoyo de Podemos, pero siempre que tenga una posición que le garantice una cierta autoridad. El problema para los socialistas es que Pablo Iglesias «será muy generoso», como apunta un dirigente socialista. Ese cambio de actitud se vivió este mismo lunes. Iglesias ya no entiende el referéndum en Cataluña como algo irrenunciable, y esperará a conocer las posibilidades reales de una reforma de la Constitución.

Y respecto a las políticas sociales, también se comprometió a negociarlas con los socialistas. Es decir, Podemos tiene claro que quiere preparar el terreno con el PSOE, y que sea Pedro Sánchez quien se vea en la tesitura de impedir o no un gobierno de izquierdas alternativo al PP de Mariano Rajoy.

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