Ex dirigentes del PSOE andaluz proyectan un manifiesto contra Susana Díaz por boicotear a Pedro Sánchez

Secretarios generales, delegados provinciales y veteranos militantes ven suicida torpedear las aspiraciones del líder socialista a La Moncloa

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Ni siquiera la presidenta andaluza, Susana Díaz, tan férrea en su control del aparato, se libra de la contestación interna. Su pulso cristalino al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha provocado una situación inédita bajo su mandato: por primera vez, una corriente crítica tiene decidido plantarse.

Según fuentes socialistas, se trata de veteranos militantes y exdirigentes (secretarios generales, delegados provinciales, rangos nada menores) que consideran suicida torpedear las aspiraciones de Sánchez al Gobierno y entienden fundamental que el PSOE-A no sea un partido monolítico y atemorizado.

Esta suerte de Senado a la romana está incluso dispuesto a publicar un manifiesto que difunda sus posturas y razonamientos. De hecho, lo está proyectando.  

Díaz, obsesionada con el control

Díaz no suele hacer prisioneros. Ya se granjeó la enemistad de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, embarrados hoy en el caso ERE, aunque cuenta todavía con el respaldo más o menos explícito de otros dos predecesores en la Junta, el preautonómico Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla.

A la trianera le obsesiona el control, y por eso las aguas bajan tranquilas en su Gobierno, integrado siempre por políticos de perfil bajo, desde el vicepresidente Manuel Jiménez Barrios, ex alcalde de Chiclana (Cádiz) hasta el consejero de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano.

Cuando otro ex, Luis Planas, titular entonces de Agricultura y poseedor de un currículo notable, intentó disputarle el liderazgo del PSOE-A a Díaz en verano de 2013, la plana mayor le dio la espalda. Los cargos orgánicos están de su parte.

Una oportunidad que no se puede desperdiciar

Otra cosa son las bases, o una minoría cualificada de las mismas que observa cómo el socialismo puede desperdiciar una bala de plata y está con los postulados de Sánchez, consistentes en negociar con Ciudadanos y (sobre todo) Podemos para formar en el Congreso una mayoría alternativa que aparque al PP y sitúe en el centro del foco la agenda social.

«Nosotros somos republicanos, pero siempre hemos congelado esa aspiración porque entendemos que no está entre las prioridades de los españoles. Sentarnos a hablar con Pablo Iglesias significaría darle a elegir entre lo que urgentemente necesita la sociedad y un problema territorial que se debe encauzar a través de una reforma constitucional», explica uno de los hombres de confianza del secretario general.

El sabotaje de Díaz, empeñada en apartar a cualquier precio a Sánchez, lastra a juicio de esta corriente crítica las expectativas de la familia socialista.

Las razones de los partidarios de Sánchez

Primero, porque niega al PSOE la posibilidad de acceder al poder a cambio de entregárselo a un Mariano Rajoy muy debilitado.

Y segundo, porque, de no lograrlo, encararía en mejores condiciones la próxima cita electoral al haber «desenmascarado la verdadera agenda de Podemos, que no sería España sino Cataluña».

El origen de esta enemistad política está en el acuerdo que Sánchez y Díaz cerraron en 2014: la andaluza pidió al secretario general que retrasase las primarias para dirimir quién optaría a La Moncloa de noviembre de 2014 a junio de 2015.

La traición que no perdona la presidenta

Ella, que había avalado a Sánchez porque consideraba a Eduardo Madina un rival más peligroso, ganaba así tiempo para preparar su aterrizaje en Ferraz en un contexto óptimo, ya que las encuestas vaticinaban para el PSOE un desplome municipal y autonómico en mayo que fue menor del esperado y que además se parcheó con coaliciones a dos y tres bandas.

La presidenta regional cometió entonces un error de cálculo, infravalorar las opciones y la ambición de su supuesto superior jerárquico, que pretende salvar ahora a las bravas. El malestar de un sector del socialismo andaluz, por inhabitual, es quizás su mayor toque de atención hasta la fecha.

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