Cuánto dinero dejan los parques eólicos de A Costa da Morte

En Marea sostiene que el elevado impacto paisajístico en Cabana y Laxe no compensa, por los escasos ingresos que recibirán propietarios y administraciones

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Los parques eólicos en proyecto de la Costa da Morte siguen sumando detractores. Los últimos en apuntarse a la lista, en la que figuran varios colectivos ecologistas como Salvemos Cabana, Adega o Arco Iris, ha sido la formación política En Marea. Su viceportavoz, Antón Sánchez, considera que los nuevos desarrollos eólicos en Laxe y Cabana de Bergantiños causarán un importante impacto medioambiental y paisajístico, ya que, como apunta, el tamaño de los molinos triplica al de la Torre de Hércules de A Coruña.

El parlamentario indica que el elevado tamaño de los aerogeneradores y el hecho de que sean pocos, es perjudicial para las arcas públicas, pues «las eléctricas pagan a los Ayuntamientos en función del número de aerogeneradores y no de la capacidad de producción». «En la práctica ninguno de estos parques dejará dinero en las arcas públicas de los concellos», concluyó. 

En el transcurso de una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el diputado del área de Industria Francisco Casal, Sánchez señaló que, en ambos casos, los perjuicios de estos parques “son evidentes para un territorio que tiene en el turismo medioambiental una de sus claves de crecimiento futuro”. Hace referencia al parque de Mouriños, que Gas Natural pretende instalar en la Serra do Gontón, y el de Pena Forcada, en Laxe.

El turismo medioambiental es una de las claves del crecimiento futuro de la Costa da Morte

En este sentido, lamenta que su puesta en marcha solo responda a la misma política que Feijóo desarrolla en Galicia: “explotación del territorio sin tener en cuenta el interés general, capitalismo de amiguetes, y ni una sola medida para proteger los recursos de Galicia”. Según el diputado, estas instalaciones supondrán “una agresión inaceptable” para la Costa da Morte, sin que los vecinos reciban nada a cambio. “Es simplemente un negocio para las empresas a cuente de que una zona pierda uno de sus recursos principales”, como es el medioambiental.

Francisco Casal, por su parte, estimó que las instalaciones «podrían facturar unos tres millones por año, con un coste de mantenimiento que no pasaría de los 300.000 euros, lo que supondría que en menos de ocho años los parques estarían financiados». Sin embargo, explicó Casal, estos beneficios no repercutirán en la sociedad por los «irrisorios» precios que pagan por los terrenos. 

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