El TSJC imputará a Artur Mas por la pseudoconsulta tras el 27S
Los magistrados coinciden en el diagnóstico pero no quieren que se les relacione con el proceso electoral
Los ritmos de la querella del fiscal contra Artur Mas por la pseudoconsulta de 9N están siendo y serán especialmente acompasados, como si se tratase de un vals que se baila con ganas de que nunca acabe. La sombra de unas posibles elecciones en septiembre se cierne sobre el debate jurídico de los magistrados y eso mediatiza, sin duda, el calendario procesal.
En el proceder judicial, lo idóneo, lo oportuno y lo que toca, no suelen ir de la mano porque jueces, fiscales y abogados suelen funcionar con un ojo siempre puesto en el almanaque de fiestas y eventos.
La fecha más apropiada para la imputación…
Las fuentes próximas al TSJC consultadas por ED reconocen que el asunto a dirimir no es otro que la fecha de imputación (y consiguiente toma de declaración) del presidente Mas, y del resto de querellados.
Superado el debate sobre si, políticamente, la presentación de la querella fue o no un acierto, lo que no admite duda ahora es que una vez admitida a trámite, entre sus señorías no hay discrepancia jurídica sobre la existencia de unos hechos, empíricamente incuestionables.
Los magistrados que componen la sala, esto es, Gimeno, Alegret, Valls, Anglada y Ramos, sólo discrepan en los tempos. Y tampoco en demasía. El fondo de la cuestión está claro: unanimidad por la imputación o en el peor de los casos, mayoría de 4 a 1.
Los jueces equidistantes
En cuanto al ritmo, se han escuchado un mayor número de voces dispares. Pero lo que se acabará imponiendo será un vals muy acompasado, cuyos acordes se estirarán hasta que la última nota musical se sitúe después de las anunciadas -que no convocadas-, elecciones autonómicas del 27S.
A la justicia le gusta la equidistancia, pero no porque tenga los ojos vendados mientras sujeta la balanza, sino porque los tiene bien abiertos.
