El plan para abaratar la luz encarecería gas, gasolina y gasóleo

Cuatro meses consecutivos de encarecimientos invitan a plantear medidas para respecto al impuesto a la electricidad

Parque eólico de Gamesa

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Agosto marcó la cuarta subida consecutiva anual del precio de la luz, que en ese mes acusó el precio más alto del año. Y todo indica que la factura no se abaratará en septiembre. Este consistente encarecimiento abre otra vez el debate sobre la mejora de los mecanismos para fijar el precio de la factura eléctrica.

A la vez que las compañías eléctricas defienden que las últimas subidas no les benefician porque la mayor parte de la factura regulada se basa en los peajes y los impuestos, un grupo de expertos plantea trasladar los costes anuales de la factura de la luz a los presupuestos del Estado para financiarlos con nuevos tipos.

Los expertos incluyeron la propuesta en el informe para elaborar la ley de cambio climático y transición energética, y según sus cálculos la batería de medidas que proponen bajaría la luz el -6,8%. Pero también subiría el gasóleo el 28,6%, la gasolina el 1,8% y el gas natural el 5,8%.

La propuesta entra en debate en un momento en el que el recibo de la luz soporta un 21% de IVA y un 5% del impuesto especial de la electricidad, sin contar los peajes, que estuvieron congelados durante el gobierno del PP, que a su vez no consideró conveniente cambiar los impuestos.

Cuatro meses de subidas en la factura eléctrica

El año comenzó con unas circunstancias metereológicas favorables para producción de renovables como las energías eólica e hidráulica. En los primeros meses de 2018 la factura eléctrica bajó considerablemente, pero la buena noticia acabó a partir de mayo, cuando empezó a encadenar subidas.

En agosto el recibo de la luz alcanzó su precio más alto del año con un encarecimiento del 11% respecto al mismo mes de 2017; es decir, un aumento medio de 6,15 euros mensuales. Empeorando el escenario llegó septiembre, que en una semana ya acusa un aumento del 21,3% en el precio de la luz respecto al año anterior.

Los expertos del sector señalan que el encarecimiento de los derechos de emisiones de carbono, cuyo precio se triplicó entre mayo y agosto si se compara con el de 2017, es una de las razones de la subida actual.

Además, subieron los precios del gas y carbón, esenciales para la producción eléctrica en las centrales térmicas y combinadas, y cayó la producción de renovables en el verano.

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