El Papa saca los colores a la Curia: la acusa de estar enfermos, ser chismosos y arribistas

Bergoglio lanza un duro discurso en el que pide a los altos cardenales del Vaticano a hacer un "examen de conciencia" y acudir al "sacramento de la Reconciliación"

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El Papa Francisco ha regañado públicamente y de forma muy tajante a la cúpula del Vaticano, a los cardenales y los altos cargos de la Curia. En un discurso de Navidad en el que sus allegado aseguran que es «original» y sin un tono de amonestación, Bergoglio les ha acusado de sufrir varias «enfermedades».

Las ha descrito durante unos largos 20 minutos: «Sentirse inmortal e insustituible»; tener un «exceso de actividad»; sufrir de «petrificación mental y espiritual»; un «exceso de planificación y funcionalismo»; estar «mal coordinados»; sufrir de «Alzheimer espiritual»; detentar la «rivalidad y vanagloria» de la gente soberbia; y la «esquizofrenia existencial» de quienes olvidan que están al servicio de personas concretas.

Los cardenales, chismosos y arribistas

Se ha mostrado más severo cuando les ha acusado de chismosos y arribistas. Ha calificado de «muy grave» la «murmuración». Incluso la ha llegado a comparar con el «terrorismo» por los destrozos que provoca en el seno de la organización. Asimismo, reconoce que existe una tendencia «maligna» (otra de las enfermedades) de «divinizar a los jefes» y de abrirse de brazos al «carrerismo» para conseguir escalar en el Vatiacano. Advierte que no es una patología sólo de los aduladores, sino también de algunos jefes que intentan controlar a sus súbditos.

La Curia sufre cinco otras enfermedades: la «indiferencia respecto a los demás»; las «caras fúnebres»; la «acumulación de bienes»; los «círculos cerrados»; y el «provecho mundano» que se manifiesta en el «exhibicionismo».

Abrazar el «sacramento de la Reconciliación»

El Papa avisa que no sólo las altas esferas del Vaticano están aquejadas de estas dolencias. Ha indicado que las diócesis, congregaciones religiosas, las comunidades e incluso los movimientos cristianos no están exentos del contagio de estas «enfermedades».

Por ello, reclama a los miembros de la iglesia católica que hagan un «examen de conciencia» y acudan al «sacramento de la Reconciliación».

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