El nuevo caso Nadia

Un joven venezolano moviliza a donantes de toda España para el tratamiento de un supuesto cáncer. Después de mercadillos y recolectas, reconoce que no tiene ningún tumor

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España ya tiene un nuevo caso Nadia. Frank Serpa, un inmigrante venezolano de 31 años residente en Madrid, conmovió a las redes sociales, medios digitales de la comunidad venezolana en España y a los donantes anónimos por un cáncer extraño que Serpa decidió difundir a través de las redes sociales.  

En 2014, el joven comenzó a subir fotos en Facebook en una cama, con mascarilla y batas de hospital. Hizo lo mismo en Twitter y en Instagram. «Tengo cáncer avanzado. Ayúdame con tus oraciones», decía uno de sus mensajes. Siempre sonriente, con bata de hospital o en silla de ruedas, se mostraba ante las cámaras con una serenidad conmovedora.

Serpa pidió ayuda a famosos venezolanos en España como Carlos Baute. Y el sentimentalismo y la compasión fácil de las redes sociales hicieron el resto. La petición se multiplicó y viralizó por todos los medios. Incluso los diarios digitales de Venezuela se hicieron eco del triste caso de un joven venezolano que huyó de su país en busca de un tratamiento en España.  

Los reportajes incluían su número de cuenta. Necesitaba 32.000 euros porque su cáncer –contaba Serpa— era tan extraño que necesitaba ser atendido por el MD Anderson Cáncer Center en Madrid. El joven inmigrante, que trabajó para el gobierno chavista y que ahora tramita una petición de asilo, no recurrió a la sanidad pública. Prefirió una costosa clínica privada.

Los periodistas se compadecieron tal como sucedió con el caso de Nadia, con este joven que contagiaba optimismo en cada fotografía a pesar de enfrentarse a una enfermedad mortal. 

Los mercadillos 

La asociación Manantial de Corazones, AMCO, organizó un mercadillo solidario para dar dinero a este joven con una sintomatología peculiar: decía tener un cáncer en el cerebro, dificultades para moverse (por eso tuvo que comprar una costosa silla de ruedas), convulsiones y también problemas respiratorios, todo un cuadro de complicaciones médicas que no hacían más que agravarse mientras Serpa seguía pidiendo dinero.    

La triste historia fue difundida por el periodista venezolano Noé Pernía que acumula una amplia experiencia en la televisión de su país. Pernía tuvo un papel similar al del periodista Pedro Simón, del diario El Mundo, que –cuenta bancaria incluida– pidió ayuda para la niña Nadia en un reportaje.  

El periodista venezolano se conmovió con su historia y grabó a Serpa en el hospital. Difundió el video en sus redes sociales y en varios medios digitales. Pero, en una visita al hospital Ramón y Cajal de Madrid, una enfermera evidenció su molestia cuando Pernía grababa al enfermo en su cama. «No puede estar aquí. Recuerde lo que pasó con el caso Nadia«.  

Escudado en la protección de datos  

La advertencia alertó a Pernía, que contactó con médicos y responsables de los hospitales Ramón y Cajal y el MD Anderson Cancer Center. Tras varias averiguaciones, comprobó que había motivos para dudar de la versión del joven.  

«Bajé la guardia con las comprobaciones periodísticas, pero no actué en este caso como periodista. Mi esposa lucha contra el cáncer y he apoyado públicamente la recolección de fondos para los afectados por esta enfermedad. Nunca se me pasó por la cabeza que alguien podía llegar a mentir con una enfermedad como ésa», explica.

Al descubrir el engaño, Pernía volvió a agitar las redes y a toda la comunidad venezolana en España al ofrecer disculpas públicamente por haber pedido dinero para un joven que realmente no sufre ningún tipo de cáncer. «Me dijo que necesitaba los recursos para un tratamiento experimental en Houston Estados Unidos, pero todo era una farsa», explica Pernía.  

Ante las dudas sobre su tratamiento, este diario se puso en contacto con el hospital Ramón y Cajal y con la clínica MD Anderson. Ambas instituciones declinaron ofrecer información del supuesto paciente por protección de datos y confidencialidad de las historias médicas.  

Es el escudo legal que aprovechó Serpa para difundir un supuesto informe de la clínica MD Anderson según el cual padecía de cáncer. Se trata de un informe con extractos en español y en inglés que hacen sospechar de un vulgar «corta y pega». Con ese informe en mano, nadie puso en duda su palabra, ni siquiera la propia clínica. «No podemos confirmar ni desmentir que el informe sea falso por la protección de datos», explican desde el centro privado. 

Al margen de las versiones oficiales, fuentes internas del personal apuntan a una falsificación del informe médico de la clínica privada. Este diario ha tenido acceso a otro informe médico del hospital Ramón y Cajal, elaborado la noche del 15 de diciembre, que asegura que Serpa sufre epilepsia y tuvo neumonía pero en ningún caso sufre cáncer, ni mucho menos metástasis, tal como aseguró el afectado en su campaña.  

La versión del enfermo  

Después de algunas declaraciones confusas, Serpa ha reconocido a este diario que no tiene cáncer terminal ni metástasis. «Yo vine de Venezuela con cáncer para tratarme aquí. Vi por internet que el mejor hospital era el MD Anderson. No fui a la Seguridad Social porque me cobraban dinero por no tener papeles. Sé que me han denunciado a la policía por estafa. Pero la verdad es que no pedí dinero por mi cáncer sino porque no tenía casa ni recursos», explica Serpa.  

«Ahora ya estoy curado. Pero reducir mis problemas al cáncer que tuve es como decir que el problema de Venezuela es la delincuencia. Eso es simplificarlo. Todos sabemos que hay más problemas», añade.  
En uno de los videos que sirvieron para recaudar fondos, Serpa aseguraba que tenía un tumor en el cerebro. «Ya bajamos el nivel de intensidad de la proyección de protones que se me estaba haciendo en el tumor cerebral. Ya ha bajado un poco. Ya en diciembre tengo que hacer la prueba experimental de la primera mutación celular, así que es una buena ventaja», aseguró el joven.

Serpa no oculta su temor por el desenlace de su campaña de donaciones porque comienza a recibir insultos y amenazas en las redes sociales. «No quiero dar muchas declaraciones ni publicar documentos porque quiero asesorarme antes», explica el joven.

Con un mercadillo solidario recibió unos 5.000 euros, según explica. Con las donaciones anónimas, apenas recibió algo más de 7.000 euros, siempre según su versión. Pero dice tener todas las facturas del dinero gastado y está dispuesto a entregar la documentación a la policía en la investigación que se ha denunciado en su contra.  

Este miércoles fue dado de alta de su afección pulmonar en el hospital Ramón y Cajal. Al salir, los médicos le dieron una recomendación: que aclare a su familia la verdad. Su supuesto tratamiento fue tan efímero como la compasión y la ola solidaria que levantó en Facebook donde las caritas tristes han sido sustituidas por las caritas enfadas. 

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