El Gobierno se divide por la imposición de la reforma judicial

Un sector de los ministros del PSOE es partidario de reconducir la relación con el PP. El resto busca, junto a Podemos, poner fin a la relación con Casado

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La reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que propone el Ejecutivo también divide a la coalición -PSOE y Podemos-.  Por un lado, se encuentran los socialistas más proclives a un pacto ‘in extremis’ con los populares, dispuestos a dar marcha atrás a la idea de rebajar las mayorías de las Cortes para elegir a los jueces del Poder Judicial. Mientras que, por otro lado, hay socialistas y todo el bloque de Unidas Podemos que apuestan por seguir adelante y aprobar cuanto antes la reforma en la Cámara Baja con el apoyo de sus socios de investidura y olvidarse así del partido de Pablo Casado.

La propuesta registrada el pasado martes por el Gobierno de coalición para modificar la mayoría necesaria para elegir a los miembros de los órganos judiciales ha revolucionado no solo a la oposición y al Poder Judicial, sino también al propio PSOE. Dentro del núcleo socialista dudan de si la propuesta es realmente la mejor alternativa para renovar instituciones como el CGPJ, el Defensor del Pueblo o el Tribunal de Cuentas.

Según ha podido confirmar Economía Digital, varios dirigentes socialistas entonan el ‘mea culpa’ asegurando que la propuesta del Gobierno de coalición “se podría haber hecho, presentado y explicado mejor”. La propuesta se registró en el Congreso el pasado martes pillando por sorpresa a los socios de investidura.

Los ministros jueces defienden la negociación

Tan por sorpresa que incluso el líder de Más País, Iñigo Errejón, admitió que no tenía la menor idea de esta iniciativa y tuvo que recordar a los socialistas y también a Podemos que no cuentan con la mayoría necesaria y se acuerden de sus socios.

La tormenta que más tarde se desató con el Partido Popular en Bruselas provocó que los socialistas actuarán rápido para anular el mensaje de los de Casado en el Parlamento Europeo reconociendo que “la propuesta no se ha explicado bien”. Los socialistas seguirán haciendo «pedagogía».

Pero mientras esto sucede, un grupo dentro del PSOE considera que se debería de seguir negociando con los populares y que la propuesta pudiera servir como un órdago más para que se avengan a llegar a un acuerdo ‘in extremis’.

En este núcleo se encontrarían los tres ministros jueces. Tanto el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, como la ministra de Defensa, Margarita Robles, como el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, no asistieron esta semana a la sesión de Control al Gobierno donde la oposición pidió explicaciones al Ejecutivo, precisamente, sobre la reforma.

Este medio ha consultado con el gabinete de uno de los tres ministros que subrayó que “el PP tiene que avenirse a negociar”. Este sector del PSOE defiende no romper puentes con los populares porque la alternativa (Podemos y los independentistas) podría ser frágil de cara a unas nuevas elecciones.

La postura de no ruptura con el PP va de la mano del malestar hacia la figura de Pablo Iglesias dentro del Gobierno y la posibilidad futura de no tener que depender de Unidas Podemos en caso de un posible adelanto electoral. Sectores dentro del Ejecutivo de Sánchez temen que el PSOE se desgaste por el ‘ruido’ constante del vicepresidente segundo del Gobierno respecto a temas peliagudos como la Monarquía para marcar perfil propio dentro de la coalición. 

Podemos quiere volar puentes con el PP

Sin embargo, una gran mayoría del Partido Socialista y Podemos se encuentran en la línea de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sobre romper las amarras que hasta ahora han tenido los socialistas con los populares, siendo tradición la renovación de los órganos judiciales en un reparto equitativo para el bipartidismo. 

Fuentes socialistas critican que las veces que se han reunido con los de Casado en estos últimos meses, el PP les exige una cuota en el CGPJ “como si el PP todavía tuviera mayoría absoluta” y han de entender que los puestos se reparten en proporción de los últimos resultados electorales obtenidos, señalan. Posiblemente, uno de los principales problemas a la hora de que no saliese el pacto a flote.

El otro de los asuntos que supuso la ruptura entre las dos formaciones se llama Podemos. Tras la imputación del partido morado, los populares pidieron que Iglesias no tuviera representación alguna en estos órganos. Una promesa que los socialistas no pueden cumplir al forma parte del Gobierno de coalición.

En esta terna el PNV también quería su cuota junto con los independentistas, según las fuentes consultadas. Es por ello que ante esta nueva propuesta busquen asegurarse un sitio antes de dar el ‘sí’ a Sánchez. De momento, hasta los socios de investidura dudan de la iniciativa para modificar la mayoría en el Congreso. Tanto el portavoz vasco, Aitor Esteban, como el de ERC, Gabriel Rufián, se ponen en la situación de que gobierne la derecha. El poder estaría en sus manos, al igual que buscan los de Sánchez.

La voz de Lesmes para desempatar

Desde este sector de socialistas que buscan desligarse del PP se muestran convencidos de que hay que seguir haciendo “pedagogía” y, sobre todo, buscar el apoyo de los socios de investidura porque, por el momento, no cuentan con los votos necesarios.

Quizás la voz del presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, podría hacer inclinar la balanza entre estas dos facciones del Gobierno de coalición, divididas entre aislar o pactar con el PP. Tal y como publicó ED, varios miembros del Gobierno ya han contactado -a posteriori de registrar la iniciativa- con algunos vocales y el propio Lesmes para calmar las aguas y explicar mejor la propuesta.

La fiscal general y exministra del PSOE, Dolores Delgado, aconsejó “escuchar” la voz de los jueces antes de tomar la última decisión. El Gobierno se mantiene firme con la propuesta, pero estas semanas son decisivas para tomar una decisión acerca de si romper definitivamente con el principal partido de la oposición y sostén en estos años de democracia o si, por el contrario, tender un hilo que evite la abrupta ruptura.

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