El exceso de humedad mata al árbol de Gernika

Las Juntas Generales de Bizkaia ordenan su sustitución por otro nacido en el 2000 cuando acabe el invierno

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El dictamen del departamento de Biología de la Universidad del País Vasco es demoledor: el árbol de Gernika, el quinto de una generación de robles que desde la Edad Media han simbolizado las libertades de Bizkaia, ha muerto y nada puede hacerse ya, que no sea sustituirlo por uno de sus retoños.

El árbol fue trasplantado en 2005 al recinto de la Casa de Juntas de Gernika, en el emplazamiento circular vallado que este parlamento foral vizcaíno reserva al icono vivo.

Desde el siglo XIV

Tenía entonces 18 años y era descendiente directo de la estirpe de cuatro robles que, ya en 1330, daban cobijo a los señores de Bizkaia cuando en un acto solemne juraban respetar las libertades del territorio. Pese a que los especialistas acaban de certificar que el roble está «seco completamente», muchos vecinos de Gernika lo daban por fallecido ya el verano pasado.

En septiembre, la presidenta de las Juntas Generales, Ana Madariaga, anunció medidas urgentes para salvarlo como la inyección de oxígeno en su cepellón y la mejora de su drenaje, pero ni los más tiernos cuidados lograron hacerlo reverdecer.

Como si fuera una enorme maceta

Las ramas se quiebran con facilidad y del árbol no brotan ya yemas nuevas ni echa raíces. La culpa de que no haya revivido no la tienen las enfermedades arbóreas, sino la humedad ambiental, el exceso de lluvias y el inadecuado emplazamiento en el que crece, similar al de una maceta de grandes dimensiones.

El mítico roble es, según el alcalde de Gernika, José María Gorroño, «el representante de una de las democracias más antiguas de Europa y un símbolo inequívoco de libertad» y lo seguirá siendo tras su defunción.

Le sustituirá uno de sus hermanos

Las Juntas Generales han decidido sustituirlo al final del invierno por un retoño nuevo, «hermano del actual», que nació en el 2000 y fue criado en el valle vizcaíno de Arratia.

A diferencia del conocido como «árbol padre», que desde 1330 y durante unos 550 años fue testigo de históricas reuniones, la presidenta de las Juntas Generales no prevé que el próximo retoño pueda llegar a centenario por las inadecuadas condiciones del terreno.

Pero el padre aún vive

El relevo tiene polémica. El historiador local José Ángel Etxaniz, miembro del grupo de historia Gernikazarra, explica que en el recinto de la Casa de Juntas de Gernika crece «fuerte y lozano» otro antiguo retoño, que fue plantado en 1979 y que sin embargo nunca fue símbolo oficial.

«El árbol está espléndido y debería ser el sucesor, de la misma forma que Felipe es el sucesor del rey Juan Carlos. Si no, no se está siguiendo la tradición. ¿Por qué van a poner ahora a un hermano del muerto si tenemos al padre», se pregunta Etxaniz.

La casa de Allende Salazar

Este historiador cuenta que a unos 200 metros de la Casa de Juntas de Gernika crece otro roble, también de la estirpe del viejo, que fue plantado en 1859 junto al palacio Udetxea, antigua casa de verano de Manuel Allende Salazar, quien fue presidente del Consejo de Ministros de 1919 a 1921.

«Manuel, cuando regresaba en verano a Gernika, se tumbaba debajo del hermano del árbol, que sigue estando en perfectas condiciones», advierte Etxaniz. De momento, sin embargo, las Juntas Generales no se plantean trasladar la ubicación del que será el sucesor del simbólico roble.

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