El Covid-19 hace flaquear el voto exterior, bastión del PP

El coronavirus recorta a la mitad las peticiones de voto por correo desde el exterior, que en 2012 y 2016 reforzaron la mayoría de Feijóo

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La crisis del coronavirus deja dos caras en el voto por correo en las elecciones autonómicas de Galicia de este domingo. Mientras este voto a distancia se dispara un 79,5% entre los residentes en Galicia por el temor a posibles contagios en los colegios electorales, esta tendencia se voltea entre aquellos que componen el censo de gallegos en el exterior.

Tan solo 12.359 electores del Censo de Residentes Ausentes (CERA) han solicitado su voto para las elecciones autonómicas del domingo, casi la mitad que los 21.513 que lo hicieron en los últimos comicios del 2016, recortando así la influencia del que había sido uno de los bastiones de Alberto Núñez Feijóo en sus dos últimas citas ante las urnas. 

La otra mayoría del PPdeG

Y es que el voto exterior ha premiado a lo largo de este siglo a los partidos que formaban parte del Gobierno. Esta circunstancia favoreció al PPdeG tanto en 2016 y 2012, alcanzando en ambas citas el 49,2% de estos votos, mientras que el PSdeG veía cómo su porcentaje se desplomaba del 29,9% al 17,7% durante este periodo ante la irrupción de En Marea, que en 2016 logró el apoyo del 16,2% de los electores residentes en el extranjero. 

El voto exterior ha reforzado la posición de Feijóo en los dos últimos comicios, ya que el porcentaje de voto obtenido con los gallegos residentes en el extranjero ha sido superior que el registrado con el voto interior, pero esta situación no ha sido siempre así.

El caso del bipartito

De hecho, en las elecciones autonómicas del 2009 en las que Núñez Feijóo recuperó la mayoría del Pazo de O Hórreo para los populares gallegos, el voto exterior le restó. En concreto, el PSdeG-PSOE arrebató al PPdeG su octavo diputado en Ourense con el voto exterior, dejando en 38 el número de diputados de los populares gallegos, que lograrían mantener la mayoría absoluta por la mínima.  

En aquellas elecciones, las últimas celebradas antes de la puesta en marcha del controvertido mecanismo conocido como voto rogado, fueron un total de 101.708 gallegos en el exterior los que solicitaron su sufragio por esta vía, una cifra diez veces superior a los 12.359 que han hecho lo propio en este 2020. Este drástico descenso provoca que el impacto del voto exterior se vea reducido a mínimos pese a que el censo de gallegos en el extranjero se haya disparado hasta las 523.672 personas, limitando así su impacto en una balanza electoral en la que se suele decantar del lado del partido que ostenta el bastón de mando de la Xunta en ese momento.

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