El auge de los extremismos agita a Francia

Un tercio de los franceses ha votado a una formación extremista en la primera vuelta de las elecciones presidenciales

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Más allá del pase a la segunda vuelta del socialista François Hollande y del presidente saliente Nicolas Sarkozy, resultados que los sondeos ya habían predicho, la gran noticia que deja la resaca del primer turno de la presidencial francesa celebrado ayer es el auge de las opciones radicales, a izquierda y a derecha, del “voto del descontento”: un tercio de los franceses votó a una formación extremista.

Pese a sus enormes diferencias en otros ámbitos, las formaciones que se sitúan en los extremos del panorama político tenían muchos puntos en común en sus programas económicos, o al menos en el diagnóstico de la situación económica de la Francia actual: programas claramente antimundialización y contra el capitalismo financiero, con ataques al actual modelo de construcción europea y a favor de la reindustrialización francesa y del made in France. Varios de ellos, incluso, apostaron claramente por la salida del euro.

Más de once millones y medio de franceses, un tercio de los electores que ejercieron su voto, dieron su confianza en candidatos que encarnaban una ruptura con el sistema. “Es el voto del descontento” con el sistema político-económico vigente desde hace décadas, analizó el editorialista político de la cadena de información continua BFMTV, Olivier Mazerolle.

Triunfo de la extrema derecha

La gran triunfadora de la noche fue Marine Le Pen. La líder de la extrema derecha logró finalmente un 18% de los sufragios, es decir, más de 6.300 millones de franceses votó por el Front National (FN), un resultado jamás obtenido por esta formación, ni siquiera cuando en 2002 el líder histórico Jean Marie Le Pen (el padre de la actual candidata) rompió los pronósticos y se coló en la segunda vuelta.

“Sin clasificarse, Le Pen ha humillado a Sarkozy”, analiza hoy el diario Les Echos. El aún presidente, pese a jugar a menudo a ser más derechista que el FN, no ha logrado detener el avance de esta formación “no tan trágico como hace diez años, pero igual de inquietante, sino más”, editorializa Libération.

Marine Le Pen ya pronóstico anoche la “implosión de la UMP”, la coalición de partidos conservadores que lidera Sarkozy y se autoproclamó como “la única representante de la oposición a la izquierda”.

La izquierda quiere «echar a Sarkozy»

Al otro lado del panorama político se sitúan el 15% de ciudadanos que votaron por formaciones de la izquierda radical que, sin el discurso nacionalista y xenófobo del FN, fundamentaban su programa económico en los ataques al sistema. Sus líderes ya han llamado a votar a sus seguidores a “echar a Sarkozy”.

Si los sondeos vuelven a acertar, la suerte está echada y Francia tendrá un presidente socialista el próximo 6 de mayo. Hollande lograría el 54-56% de los votos frente al 44-46% para Sarkozy.

El aún presidente puede estar tentado de dar un giro a la derecha en busca del caladero de votos del FN, pero eso le alejaría de los votantes del centro, que le son igualmente necesarios para tener una mínima oportunidad de mantenerse en el Elíseo.

Pero un animal político como Sarkozy a buen seguro que no tira la toalla y, por lo pronto, ya ha exigido tres debates con su adversario Hollande. Paradógicamente, Sarkozy se negó a celebrar debates con el resto de adversarios durante la primera vuelta. Ahora, sin embargo, sabe que la confrontación directa con Hollande, “poco experimentado y falto de carisma” como le define la derecha, es su única oportunidad. La respuesta final , el 6 de mayo.

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