La mayoría de los españoles trabaja más de 40 horas semanales y muchos incluso superan las 48 horas, según datos de la consultora Mente y Vida que revelan que hasta quienes no tienen una extensa jornada laboral sienten la obligación de estar pendientes y de contestar el móvil por cuestiones laborales fuera del horario de trabajo.
En 2017, mientras el 50% de los trabajadores españoles superó la barrera de las 48 horas laboradas por semana, la mayoría de los emprendedores o autónomos extendió su horario de trabajo por encima de las 60 horas. El exceso de horas laborales afecta a seis de cada 10 españoles, lo que produce estrés laboral y otros problemas de salud.
“A menudo sentimos la obligación de trabajar más horas y demostrar que somos valiosos para nuestras empresas, pero lo paradójico es que detrás de este habitual planteamiento, lo cierto es que eso no se traduce en aportar valor para las empresas con el sobre esfuerzo que se realiza”, explicó Allende Villorejo de Landia, directora de operaciones de Creatia Business, la casa matriz de Mente y Vida.
Empresas como Toyota y KPMG han realizado cambios en sus políticas para reducir el número de horas que sus empleados invierten trabajando, en gran parte porque los estudios han mostrado que el exceso de trabajo está relacionado con problemas de salud física y mental, lo que a su vez incrementa el absentismo laboral y la poca productividad.
«La empresa sana se basa en la buena gestión del tiempo»
Los datos de Mente y Vida señalan que las empresas pueden obtener un mayor rendimiento de sus trabajadores con jornadas de trabajo más breves y llevaderas, ya que se evitan bajas por enfermedad y se retiene el talento, cuya pérdida tiene un coste tan importante como difícil de evaluar. Además, suele pensarse que a mayor jornada laboral mayor eficacia, pero en realidad sucede todo lo contrario.
“La empresa sana se basa en la buena gestión del tiempo, no sólo del trabajo, sino del descanso y el tiempo libre. Es fundamental promover buenos hábitos, como la meditación con atención plena y prácticas que promuevan el autoconocimiento y la autogestión, así como la regulación emocional”, concluyó Villorejo.
