Dos de cada diez domicilios gallegos están en riesgo por radón 

La mayor concentración del gas cancerígeno está en Ourense, pero el 80% de las comarcas presentan niveles elevados 

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«Galicia tiene un problema de radón». Es el mensaje conciso y contundente que han transmitido El director del Laboratorio de Radón de Galicia, Juan Miguel Barros Dios, y el profesor de medicina preventiva y salud pública de la USC, Alberto Ruano Raviña, que han dado a conocer este viernes el mapa que radiografía la presencia del gas en la comunidad.

Concluyen que dos de cada 10 domicilios gallegos tienen alto riesgo de concentración de radón. El dato para toda Galicia (23,3%) sube para la provincia de Ourense (33,2%) y para la de Pontevedra (28,6%), mientras que es inferior en A Coruña (19,6%) y Lugo (14,7%). El 79,25% de las comarcas gallegas presentan alto riesgo de concentración de radón.

42 comarcas con niveles peligrosos

El mapa se ha generado a partir de 3.411 medidas de radón residencial, y es un documento que no está cerrado, pues «van llegando» nuevas mediciones. Los responsables han tomado como referencia el umbral de riesgo de 200 becquerelios por metro cúbico, elaborando un segundo mapa con el nuevo límite más laxo fijado por la Unión Europea de 300 becquerelios por metro cúbico.

Los datos de la información corresponden al primero y muestran que 42 comarcas gallegas tienen niveles de riesgo. Ello se debe al sustrato geológico de Galicia, que la convierte en la comunidad líder en presencia de este gas. El lugar en el que se asientan las viviendas es mucho más decisivo que el material de construcción.

Construir «a prueba de radón»

La exposición al gas radón es, después del consumo de tabaco, el segundo factor de riesgo de cáncer de pulmón y el primero en personas que nunca fumaron. Por eso el código europeo contra el cáncer la señala como una de las exposiciones ambientales a disminuir. Para ello, según ha expuesto el director del Laboratorio de Radón de Galicia, hay una solución muy básica: «hacerle un camino al gas, que se cuela por todas partes, para que no suba por donde no debe».

Por ello, ha destacado que es preciso construir «a prueba de radón», con tubos previstos para dejar salir el gas y extractores que lo eliminen –o, en según que casos, artefactos que impulsen aire para conseguir que el radón, más pesado que el aire, salga–. También es una medida adecuada la climatización con «intercambio de aire» del exterior y el interior de la casa.

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