Dirigentes del PP reprochan la estrategia emprendida contra Albert Rivera

Los ataques a Ciudadanos, por el origen catalán, crean malestar entre los populares catalanes

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El PP experimenta una auténtica convulsión. Los grupitos en el Congreso son constantes. Las charlas y el intercambio de impresiones se suceden. Queda sólo una semana para las elecciones en Andalucía, y los augurios son poco favorables. Y, además, a los posibles socios de gobierno se ha decidido apalearlos.

Existe consternación, porque los nuevos partidos han llegado para quedarse, al margen, luego, del peso concreto que puedan tener. Y algunos dirigentes del PP no entienden nada. En particular, no comprenden que a Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, se le quiera descalificar por ser «catalán».

La defensa de la mejora de la situación económica

Diputados en el Congreso consideran que el PP debería ahora incidir en las cuestiones de la agenda política que más les beneficia, marcando el acento, sin caer en la descalificación del adversario. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cree en ello, y ha decidido jugarse todas sus opciones en la mejora de la economía –que es un hecho que nadie ahora cuestiona– y en el cambio de situación de España desde 2011 hasta ahora.

Pero la maquinaria del partido sigue obcecada en viejas estrategias. Las utilizó el hombre fuerte del PP en Andalucía durante años, Javier Arenas, que jugó sin complejos con el anticatalanismo en el proceso del Estatut, con cuñas de radio en las que se ‘alertaba’ de que en Cataluña se enseñaba en catalán.

Los dos alfiles, Floriano y Hernando

Ahora, su número dos en aquel momento, el actual delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, ha provocado el bochorno de los propios dirigentes del PP catalán, y de cuadros y dirigentes del PP que son conscientes del «enorme error», al decir que no quiere que «en Andalucía se la mande desde Cataluña, ni por un presidente que se llame Albert», en alusión a Ciudadanos.

En realidad se trata de dos cuestiones relacionadas con Ciudadanos. «La crítica a Ciudadanos porque es una fuerza política constituida en Cataluña es un error inmenso, pero también los constantes reproches a esta fuerza política, porque lo que hay que hacer es actuar en positivo», explica un diputado.

El PP catalán también vive un gran malestar por esa apuesta del partido en Madrid, que tiene dos alfiles con una lengua desatada: Carlos Floriano y Rafael Hernando, autor de la calificación de «naranjito» en la figura de Albert Rivera.

El PP catalán pierde enteros en favor de Rivera

Para Sánchez-Camacho puede ser complicado enfrentarse en las elecciones autonómicas catalanas al propio Rivera, con esos reproches por llamarse «Albert». El PP catalán es consciente de que Ciudadanos ha entrado con fuerza en un electorado que confió en su día en los populares, y que puede liderar, contra todo pronóstico hace sólo unos meses, el bloque constitucionalista o antiindependentista en el Parlament catalán.

Un dirigente del PP asegura que «además, esa estrategia, si es que algún día funcionó, ahora no funcionará», al entender que, en el caso de los andaluces, por ejemplo, no votarán más al PP por haber desacreditado a Ciudadanos por el hecho de haber tenido su origen, en 2006, en Barcelona.

 

 

 

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