De Alfonso se agarra a la silla: »No me utilicen como cabeza de turco electoral»

El director de la Oficina Antifraude de Cataluña atribuye la difusión de sus conversaciones con el ministro del Interior a que ''está en juego el triunfo en unas elecciones''

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El director de la Oficina Antifraude de Cataluña se agarra a la silla. Daniel de Alfonso se ha negado a presentar la dimisión, maniobra con la que forzará su revocación por parte del Parlament.

En una intervención en la comisión parlamentaria de Asuntos Institucionales, a la cual se dirigió en castellano, este «madrileño de nacimiento y catalán de adopción y convicción», tal como se definió, se escudó en su «dignidad». Y pidió que no se busque, con su destitución, «un cabeza de turco electoral, porque canta, es evidente». 

Daniel de Alfonso atribuyó la difusión de las conversaciones que mantuvo con exministro del Interior y los ataques que ha recibido en los últimos días a que «esté en juego el triunfo electoral en unas elecciones», en alusión al PP, en un claro apoyo a Fernández Díaz.

Lamenta que le sometan a un «juicio casi sumarísimo»

El todavía director de la OAC se quejó a los diputados del «juicio casi sumarísimo» al que le estaban sometiendo, incluso antes de darle la oportunidad de defenderse. No obstante, con ironía, inició su intervención agradeciéndoles su «tono de amabilidad».  

Daniel de Alfonso asegura que no ha hecho «nada ilegal» y que ha sido víctima de la «violación» de su derecho a la intimidad y del secreto de las comunicaciones. Subrayó en más de una ocasión que la grabación de sus conversaciones con el ministro del Interior se han obtenido de forma delictiva.  

En su opinión, los grupos parlamentarios que piden su dimisión, todos excepto el PP, lo hacen para «echar un incomodísimo director» de la Oficina Antifraude que intenta «poner orden a todos los asuntos de corrupción». De Alfonso aseguró que los los políticos los que quiere una OAC «dócil y permisiva».  

Negó que rindiera cuentas al ministro del Interior: «Me habré dejado grabar, pero utilizar, no», recalcó.

Tirar de la manta

Todos los grupos políticos, con la excepción del PP, piden al director de la Oficina Antifraude de Cataluña que »tire de la manta», que lo cuente todo.

Inés Arrimadas, presidenta del grupo de Ciudadanos, recuerda a Daniel de Alfonso de que ha violado los principios de actuación de la Oficina Antifraude como son la «objetividad y la independencia», así como la «reserva y discreción» que debe mantener el director de la institución. Arrimadas exigió a De Alfonso que «tire de la manta».  

Ferran Pedret, diputado del PSC, pidió al director de la OAC que dimita para evitar el tramite parlamentario por el que se revocará su cargo. Pedret subraya que De Alfonso ha «desacreditado» la institución que dirige y, por ende, la lucha contra la corrupción.  

Un episodio «sórdido» de la democracia

Lluís Rabell, de Cataluña Sí que se pot (CSQP), califica este episodio como uno de los «más sórdidos» de la Democracia porque el ministro del Interior impulsó investigaciones «a medida» para atacar a adversarios políticos. Rabell recordó que en su toma de posesión como director de la OAC hizo una promesa de «neutralidad y transparencia» que no ha cumplido. CSQP trasladará el caso de las conversaciones entre el ministro Fernández Díaz y Daniel de Alfonso a la Fiscalía.  

Santi Rodríguez, del Partido Popular, precisó que, a diferencia del resto de los grupos populares, «no venimos a condenarle, sino a escucharle». El PP es la única formación del parlamento catalán que no ha pedido su revocación. Rodríguez le preguntó si la grabación pudo obtenerse a través de un pinchazo de su teléfono móvil.  

Destrucción de pruebas

Anna Gabriel, de la CUP, recordó a Daniel de Alfonso que debía rendir cuentas al parlamento catalán que fue la instancia que le nombró, y no al ministro del Interior. Gabriel rememoró que De Alfonso, en una intervención parlamentaria, defendió la «separación de poderes», por la cual se amparó para no informar a la Consejería de Justicia de la Generalitat. En su opinión, el director de la OAC no ha actuado de manera imparcial ni ha justificado su salario público de 105.000 euros anuales. Gabriel apuntó que la OAC debería estar en estos momentos «sellada» para que nadie pudiera destruir pruebas.  

David Bonvehí, diputado de Junts pel Sí, recordó que la normativa de la Oficina Antifraude deja bien claro que su director no puede recibir instrucciones de ninguna autoridad. Bonvehí le dijo que le han dejado de reconocer como director de la OAC, que le han perdido toda la confianza. «Estamos delante de una conspiración, de un GAL informativo (…) No ha sido independiente, ni transparente, ni integro», según el diputado convergente, y por este motivo le pidió su dimisión».

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