Covid: así reduce Portugal las aglomeraciones en el transporte público

Mientras Galicia reduce el aforo en el transporte no escolar, en Lisboa y Oporto buses turísticos ahora parados rebajarán las aglomeraciones puntuales

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Galicia verá como las restricciones sociales se endurecen de forma considerable a partir del próximo viernes en 60 de sus concellos, afectando al 60% de su población. Además de las limitaciones de movilidad en los ayuntamientos que permanecerán un mes cerrados perimetralmente, el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, ha optado por clausurar bares y restaurantes durante un mes y toda actividad no esencial. Además, el líder gallego anunció en rueda de prensa que, como ya ocurrió en la primera ola de la pandemia, el aforo del transporte público se reducirá para evitar posibles contagios. «Todo el transporte público no escolar se verá reducido. El transporte urbano contará con un máximo del 50% de sus asientos y el transporte interurbano también», dijo el dirigente, que destacó que los autocares escolares quedaban garantizados, ya que los asientos están asignados desde el inicio de curso.

La noticia fue comentada en redes sociales, donde usuarios de distintas urbes gallegas se habían quejado en las últimas semanas de la saturación de los transportes públicos en determinadas horas del día. Algo similar ocurre en Portugal que, desde este miércoles ha visto sus medidas de limitación social endurecidas en 121 ayuntamientos, entre ellos las grandes ciudades de Lisboa y Oporto con el objetivo de rebajar la incidencia del virus.

Refuerzo con buses turísticos

Precisamente, en esas dos ciudades, y según informaban este miércoles medios portugueses, las autoridades tirarán de buses turísticos ahora parados por la falta de actividad para garantizar «que no haya cuellos de botella» en el transporte urbano en determinados horarios de mayor afluencia, ya que también aquí se ha reducido su aforo.

Según informa la prensa lusa, los buses turísticos que lleven más de ocho meses estacionados a causa precisamente de la caída económica que ha generado la pandemia podrán reforzar la oferta de transporte público de los pasajeros de las áreas metropolitanas de Lisboa y de Oporto en los horarios más conflictivos. Operadores privados ya habían propuesto esta posibilidad al Gobierno de António Costa hace meses. Ahora, se espera que algunos autobuses de estas características comiencen ya a funcionar la semana que viene. Así lo explicó el ministro de Medio Ambiente, Matos Fernandes, que, no obstante, destacó que el transporte público es seguro y apenas se habían registrado casos de contagios en él desde el inicio de la pandemia.

Medida en vigor seis meses

El dirigente dibujó una situación parecida a la que se vive en España y en Galicia. La demanda del transporte colectivo ha bajado con la pandemia, «del orden del 60% en septiembre» respecto a años anteriores. Sin embargo, en determinadas urbes y lugares del día, se superan los límites de aforo permitidos (ahora mismo están a dos tercios de la capacidad). Según explicó el ministro, este refuerzo se mantendrá en un periodo de entre tres y seis meses. Se destinarán 1,5 millones de euros y la gestión correrá a cargo de las grandes áreas metropolitanas de Oporto y de Lisboa, ya que son las administraciones que mejor conocen el terreno y, por tanto, los períodos más críticos de demanda de transporte público. «En algunos casos, es solo en las horas pico de la mañana cuando la necesidad está más concentrada», comentó Fernandes.

En rueda de prensa, el presidente de la Asociación Nacional de Transportistas por Carretera, Luis Cabaço Martins, explicó que en el área metropolitana de Lisboa habrá unos 300 buses turísticos disponibles que se podrían destinar a este refuerzo, mientras que en la de Oporto habrá entre 150 y 200. Un refuerzo «suficiente» para cubrir la demanda. Además, la medida también servirá para dar empleo a conductores de transporte privado que hayan quedado parados en los últimos meses debido a la pandemia.

Restricciones en Portugal

Desde este miércoles, el 70% de la población lusa se encuentra en una suerte de confinamiento blando, con el «deber cívico» de permanencia domiciliaria para controlar la expansión del Covid. Esta medida se ha puesto en marcha en 121 localidades. En ellas, la ciudadanía solo deberá salir de casa para actividades esenciales como trabajar, estudiar, hacer compras o ayudar a personas dependientes. No obstante, no se contempla, de momento, un régimen sancionador.

Existen diferencias notables con respecto a la situación que se vivía hace seis meses. Escuelas, tiendas y restaurantes permanecen abiertos hasta las 22.00 horas para el comercio (media hora más para la hostelería). También se permiten espectáculos culturales que cumplan con las normas sanitarias establecidas de limitación de aforos.

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