Colau abre la puerta a los fumadores de porros

El pleno del Ayuntamiento flexibiliza la norma urbanística para los clubes de cannabis, y da un año y medio para que los 120 centros se adapten al nuevo plan

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El ayuntamiento de Barcelona perdona la vida a los clubes de cannabis de la ciudad, y da 18 meses para adaptarse a una nueva regulación. El plenario del Consejo Municipal aprobó el nuevo plan urbanístico que establece las condiciones estructurales para instalar un club de fumadores de marihuana. En cuanto a los criterios sanitarios, eso es asunto de una futura ordenanza que todavía está en estudio.

El nuevo plan establece que los clubes cannábicos deben mantener una distancia mínima de 100 metros entre ellos y otras entidades, como centros educativos y sanitarios. En los barrios de Ciutat Vella, Gràcia y en los núcleos urbanos antiguos, esta distancia se amplía a 150 metros.

Evitar la aglomeraciones

Los locales no podrán tener más de 200 metros cuadrados de superficie, porque –dice el proyecto- se busca «evitar la concentración excesiva dentro de los locales», y que haya una multitud de fumadores a las puertas de los clubes.

Para no tener problemas con los vecinos, todos los centros cannábicos tienen que situarse en la planta baja, y tener un acceso independiente desde la vía pública. El acceso, además, contará con una doble puerta, para evitar que el dulce aroma de la marihuana se disemine por la calle.

El dilema del humo blanco

Precisamente, ¿para dónde irá el humo de los porros? El plan precisa que los locales tienen que tener una chimenea externa, pero para que los vecinos de las plantas superiores no tengan ‘un viaje’ con el humo blanco, se obliga a que los clubes «establezcan las medidas necesarias para evitar la emisión de olores al exterior».

El dictamen tuvo el voto favorable del gobierno municipal (Barcelona en Comú y el PSC), con ERC y la CUP. Ciudadanos se abstuvo, y el PP con CiU votaron en contra.

Falta un proyecto sanitario

Para regular la actividad de los fumadores, desde el punto de vista de la salud, la Agencia de Salud Pública de Barcelona junto con el Comisionado de Salud del ayuntamiento, y el asesoramiento de expertos médicos y entidades relacionadas con el consumo de cannabis, están trabajando en una nueva ordenanza sobre el consumo de marihuana.

Este nuevo proyecto salva del cierre a la gran mayoría de los clubes cannábicos de la ciudad, ya que si se hubiera aplicado el plan especial urbanístico aprobado en el mandato de Xavier Trias, habrían quedado sólo once locales abiertos. Ahora, los centros que quieran seguir con la actividad tienen un año y medio para adaptarse a la normativa aprobada el viernes.

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