Ciudadanos se convierte en el adversario a batir

El PP inicia una campaña contra el partido de Rivera, mientras que el PSOE también le ataca y Podemos pasa a considerarlo como un rival

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Pese a que Mariano Rajoy se despachó con la célebre frase de que los resultados de las elecciones de Andalucía no son extrapolables al resto de España, su partido ha reaccionado como si pensara todo lo contrario.

El PP ha puesto en marcha su poderosa maquinaria para machacar a Ciudadanos, un partido que se ha convertido en el centro de todas las miradas, de dentro y de fuera del país. Y que empieza a concentrar todos los palos, y no sólo de los populares.

Transferencia de electores 

Y es que el partido de Albert Rivera, que se llevó el 50% del medio millón de votos que perdió el PP en Andalucía, en las próximas elecciones generales podría hacerse con el 13% de los 11 millones de papeletas que Rajoy obtuvo en 2011, según alertaba el domingo una encuesta de La Razón, el diario más marianista de Madrid.

La publicación de la encuesta coincide con varios pronunciamientos desde las filas del PP y de sus medios afines contra el nuevo partido de centro derecha. De pronto, son numerosos los interesados en saber cómo se financia Ciudadanos; incluso ya se han elaborado dosieres centrados en Rivera, y su presunto personalismo autoritario.

Las organizaciones provinciales del PP están viendo cómo antiguos militantes conservadores se están acercando a Ciudadanos de cara a las elecciones locales y autonómicas. Esa deserción, que en algunas zonas de España es muy importante entre las gentes que recalaron en el PP procedentes de pequeñas formaciones de ideología liberal, es muy notable.

Grave error estratégico

Estos ataques se han intensificado desde los comicios andaluces porque hasta esa fecha el PP estuvo convencido de que sería el PSOE el que sufriría las consecuencias del ascenso de Podemos. Sin embargo, Susana Díaz ha triunfado, el PP ha perdido 17 escaños y el gran protagonista ha resultado ser Ciudadanos.

A una conclusión semejante parece haber llegado el PSOE, que según el citado sondeo de La Razón perdería el 7,6% de los apoyos obtenidos en 2011 a manos de Ciudadanos.

El capón que su secretario general, Pedro Sánchez, ha dado a Ciudadanos desde los micrófonos de la SER –donde ha clasificado a este partido como la «nueva derecha civilizada»–, responde a esa orientación estratégica. El partido de Rivera es un rival directo.

Votantes decepcionados, pero no radicales

Algo semejante ha sucedido en Podemos, una organización que en Andalucía, aun y obteniendo 15 diputados, no logró el éxito que le habían vaticinado las encuestas. En realidad, y a pesar de conseguir menos escaños, el gran triunfador fue Ciudadanos.

Por eso, la dirección de Podemos se ha puesto de perfil. No se muestra radical de cara a las negociaciones con el PSOE andaluz para la investidura de Díaz.

Pablo Iglesias quiere evitar una huida de aquellos electores que le apoyaron en los comicios europeos y que en los sondeos se muestran próximos, pero más por castigar a quienes gobiernan o gobernaron que por comulgar con una ideología extremista. Ese tipo de ciudadanos podría sentirse atraído por Albert Rivera.

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